Opinión

Luis Abinader

Luis Abinader

Luis Abinader ha ido creciendo en la aceptación y simpatía del electorado, consiguiendo un posicionamiento privilegiado, disputando la primera posición del escenario político con el propio presidente Danilo Medina, virtual candidato presidencial reeleccionista del PLD. Empresario de éxito, gana espacio como hombre público, con la prudencia y determinación que le hicieron merecedor de respeto y confianza en el sector privado. Ganado prestigio que le reserva un buen espacio en el campo político, como estadista.

Ha ido avanzando con pasos firmes, como quien sabe a dónde va, seguro de sus propósitos. Ni las circunstancias ni los alborotos propios del proselitismo han conseguido desviarlo de la ruta trazada desde que asumió la política como norte. El sentido práctico y discreto que le viene de su formación profesional y el ejercicio empresarial, le han permitido tener una visión más clara y amplia del compromiso asumido, primero como joven dirigente, luego como aspirante, y ahora como candidato del Partido Humanista PHD y el Partido Revolucionario Moderno (PRM).

Candidato vicepresidencial en el 2012, conserva aún, ahora como líder opositor, la misma cordura y discurso moderado y liberal, sin apartarse de los compromisos por las mejores causas, la justicia social y la prosperidad como fundamento para una vida digna. El panorama político no pudo haber estado más definido y claro que como ahora. Las elecciones del año entrante se proyectan con el agrupamiento de fuerzas reeleccionistas en torno al presidente Danilo Medina, y un amplio frente opositor encabezado por Luis Abinader.

Polarización inevitable que, desde ya lo apuntala, dado el disgusto de la población frente asuntos vitales como el empleo, la seguridad ciudadana, costo de la vida, corrupción, impunidad y el descalabro del sistema energético. La marcha reciente, consagrada en su proclamación, no deja dudas de su pujanza.

El tramo recorrido hasta el momento ha ido definiendo su liderazgo, moderno, acorde con los nuevos tiempos. A presentarse en diciembre pasado como candidato presidencial del PHD envió una clara señal de independencia de criterio, determinación y arrojo, con lo cual marcó la diferencia, mostrándose ante el electorado como un dirigente audaz y sin dobleces, condiciones necesarias para hacer los cambios que el país necesita.

Dio demostración de una política firme e inquebrantable. “Las circunstancias no deben gobernar a la política –decía Napoleón-, sino la política a la circunstancia”. Trazada su ruta, ha definido los pasos a seguir para llegar al poder.

El Nacional

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