Sepultadas entre la masacre de los palestinos (una provocación israelí a la furia musulmana con la que pretende involucrar a USA en una guerra que sabe no puede sostener (la del mosquito contra el elefante, en el caso Israel-Irán); y los “debates” nacionales sobre la mal llamada “Ley de Partidos”, que de aprobarse como la envió el Senado justificaría el financiamiento de la Odebrecht a la campaña del actual presidente y por ende tumbaría toda acusación de corrupción; las noticias sobre Lula prácticamente han desaparecido de los medios, en un orquestado intento de ningunearlo.
Así, aquí ningún farandulero ha comentado el apoyo masivo de los artistas brasileros a Lula. Comenzando con Roberto Carlos y pasando por Chico Buarque; ni ningún cronista deportivo el apoyo masivo de los equipos de futbol a Lula, cuya presencia crece en las encuestas en la misma medida en que van pasando las semanas, desafiando todo pronóstico. Tampoco se ha reseñado la solidaridad internacional, sobre todo de los sindicatos norteamericanos, los cuales boicotearon de manera masiva las presentaciones del juez Moro en USA.
Ahora las que hablan son las encuestas, entre ellas la más reciente que es del catorce de mayo, donde Lula gana las elecciones en todos los escenarios, tanto en la primera como en la segunda vuelta. Veamos:
En una primera vuelta Lula le ganaría al candidato Jair Bolsonaro, un exmilitar fascista que dedicó su voto, para sacar a Dilma del poder, a su torturador, hoy Diputado Federal por Rio de Janeiro, Brillante Ulstra. Bolsonoro sacaría un 16.7%; y María Silva, candidata evangélica fundamentalista, un 7.6%.
En una segunda vuelta, Lula sacaría un 63.8% y Bolsonaro un 36%. Si la segunda vuelta fuera contra María Silva, Lula sacaría un 67.9% y ella un 32.1%.
Si Temer, el vice que traiciono a Dilma y Lula, se atreviera a participar como candidato el voto para Lula seria de un 85.1% y el de Temer de un 14%.
La burguesía brasilera, cuyo antagonismo contra Lula tiene un claro sesgo clasista porque no le perdonan que contra todo pronóstico Lula convirtiera al Brasil en la séptima economía del mundo, tiene un problema gravísimo entre manos ya que la encuesta también documenta que si a Lula le impiden ser el candidato del Partido de los Trabajadores 65 millones de brasileros se abstendrían de votar, es decir 45.7% del electorado nacional brasilero.
Nada que les angustie, me imagino, ahora que se trata de reinventar el concepto de Democracia argumentando que esta no puede ser la voluntad de las mayorías, voluntad que no han vacilado en aplastar –a sangre y fuego- con los golpes militares del pasado, una práctica en la que son expertos.
