Opinión

¿Luz del mundo o cancerbero global?

¿Luz del mundo o cancerbero global?

Al final del reciente discurso sobre el Estado de la Unión, Barack Obama pronunció las palabras protocolares: “Dios bendiga a Estados Unidos de Norteamérica”. Es una frase inocua y casi simpática, pero el contenido del discurso la convierte en  invocación a la Providencia para que sigan a disposición de Estados Unidos los recursos del resto del mundo y sigan siendo innominadas las víctimas de la masacre.

De Irak, asegura que “casi 100 mil de nuestros valientes hombres y mujeres han salido con la frente en alto”. Claro, la mayoría de la gente no conoce los nombres de las víctimas de la masacre, no ha visto los rostros de las niñas violadas, no conoce el drama de las familias sin techo… y el presidente de Estados Unidos, Nobel de la Paz, no se detiene en esos “detalles”.

Asume con sentido de nación las tropelías de la ultraderecha, y garantiza impunidad. Habla de George W. Bush y los suyos como seres que aman a USA. Odiar al resto del mundo, dentro de ese esquema, no es pecado. 

El negocio de la guerra, lo llama de otro modo, y presenta como legítimas las garantías para su continuidad.

Inicia con la obligada referencia a la matanza en Tucson y mencionando a la congresista Gabrielle Giffords, a quien la bala alojada en su cabeza ha despojado de  sus capacidades. Dijo que esto ocurrió en medio del fervor y la animosidad del debate político; pero, lejos de culpar a la ultraderecha, le hizo un llamado a la concordia. ¡Cómoda pose de candidato!

 En su comentario sobre el discurso, Fidel Castro destaca que Obama presenta como legítimo el robo de cerebros. Y es cierto, no reconoce que es una práctica sucia. 

Cuando Obama pide proteger a  estudiantes indocumentados, los presenta como hijos de delincuentes, y llama a los conservadores a contribuir a despojarlos de su ligazón con los países pobres. ¿Acaso es discípulo de la  ultraconservadora Jane Kirpatrick? 

Presentar como causa justa el afianzamiento de la hegemonía del poder estadounidense, es  parte de su compromiso con la ultraderecha. ¡Y lo cumple aunque    tenga que auxiliarse de una dosis de descaro!

El Nacional

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