UBI RIVAS
En un valioso y estudioso volumen de 240 páginas, Euclides Gutierrez Félix, jurista, articulista, político e historiador, miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia, describe los magnicidios en RD y América, que amerita una nueva edición corregida y pasible de aumentar su contenido,
En la página 43, pasea por un escenario continental magnicidios desde Jean Jacques Dessalines, suicidio de Enrique Cristóbal, muerte aparente de José Gaspar de Francia en Paraguay, asesinato de Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho, en Berruecos, Alto Perú, hoy Bolivia, el 4 de junio de 1830; magnicidio de Gualberto Villarroel ahorcado de un poste del tendido eléctrico en La Paz, Bolivia, el 21 de julio de 1946.
Anastasio Somoza García, Tacho, asesino de Augusto César Sandino en Las Segovias, el 21 de febrero de 1934, y ajusticiado por el poeta Pascual Rigoberto López Pérez, el 29 de septiembre de 1956, una sola persona, no cientos como pretendió Manolo Tavárez Justo en l960 eliminar al generalísimo Rafael Leonidas Trujillo, y un grupo reducido liderado por Antonio de la Maza, 17 meses después, el 30 de mayo de 1961.
José Antonio Remón Cantera, presidente de Panamá, asesinado en el bar del jockey club de Ciudad de Panamá el 2 de enero de 1955; Carlos Castillo Armas, asesinado en Guatemala por un miembro de su escolta cuando se disponía acostarse de noche en su residencia, vinculándose a Trujillo en el hecho.
Pedro Aramburu, argentino, secuestrado y fusilado por un comando de Los Montoneros, quienes le acusaron de desaparecer el cadáver de Eva Duarte, esposa del presidente Juan Domingo Perón, ícono y rector de la política argentina desde que asumió por primera vez el poder en 1955, repitiendo en 1973, hasta hoy, exiliado en Ciudad Trujillo, protegido por Trujillo.
Anastasio Somoza García (Tachito), asesinado en la venida generalísimo Franco, de Asunción, Paraguay, a la luz del día, por un bazuca RPG-2 disparado por el nicaraguense José Mendoza, ordenado por un hijo del dictador Alfredo Stroessner por cortejar una ex mujer suya de quien emocionalmente estaba prendado, ejecutado por el comando argentino Ejército RevoluciRefiere breve el accidente en que perdió la vida el general Omar Torrijos Herrera, presidente de Panamá, en un avioneta que “se estrelló” en Coclesito, Penonomé, y conformes a informaciones posteriores, por un mecanismo de relojería tramado por la CIA para pasarle factura al general Torrijos por nacionalizar el canal de Panamá en l977, vinculándose en el magnicidio al coronel Manuel Antonio Noriega, luego hombre fuerte de Panamá, derrocado y hecho preso por los Estados Unidos en la única referencia histórica de que un general se rindió por contaminación acústica de cuatro discolay colocadas por los yanquis frente a la Nunciatura de Ciudad de Panamá, donde se asiló, capitulando al tercer día, sin poder dormir..
En la página 44, Gutiérrez Félix inicia la trayectoria de los magnicidios dominicanos del presidente José Antonio Salcedo (Pepillo), ordenado por Gaspar Polanco y Borbón, ejecutado por el soldado Agustín Peña Masagó en la playa de Maimón, Puerto Plata, el 5 de noviembre de 1864, participando en el horrendo hecho el entonces desconocido teniente Ulises Heureaux, luego el temido Lilís, el segundo magnicidio dominicano, que acontecido el 26 de julio 1899 en Moca, conociendo Lilís la trama para asesinarlo y disponiendo al jefe de su escolta, general Demetrio Rodríguez, esperarlo en Estancia Nueva, mientras conversaba en la tienda de Jacobo de Lara, donde Ramón Cáceres le vació el tambor de cinco cápsulas de su Parabellun, que con Demetrio presente era imposible.
Desde niño, a Ramón Cáceres le inculcaron en su hogar que Lilís fue el gestor del asesinato de su progenitor, Manuel Altagracia Cáceres, Memé, una falacia, porque el autor solitario de ese hecho de sangre fue Cesáreo Guillermo.
Ramón Cáceres (Mon), fue asesinado en una emboscada en la hoy avenida Independencia con Socorro Sánchez, el 19 de boviemvre de 1911 en una conspiración liderada por Luis Tejera, eliminado por el general Alfredo Victoria al intentar cruzar el río Haina.
En la página 79, consigna que los magnicidios de presidentes norteamericanos fueron Abrahán Lincoln el 15-04- 1865, por John Wilkes Boot; James Garfield el 19 de septiembre de 1861; excluyendo a William MacKinley, asesinado el 14 de septioembre de 1901, y luego describe el magnicidio de John Fitzgerald Kennedy. el 22-11 1964 en Dallas, Texas, por una conspiración de la CIA y el FBI, conforme precisa Mark Lane en su obra Juicio Precipitado, Ediciones Taurus, 1966. En el magnicidio del generalísimo Trujillo, circunstancia histórica que Euclides Gutiérrez domina ampliamente, demostrado en su monumental obra Trujillo, Monarca sin Corona.