Opinión

Mala práctica

Mala práctica

Las denuncias y cuestionamientos a personas e instituciones públicas y privadas, sin estar avaladas del debido fardo de las pruebas, se ha tornado recurrente en el país, con el innegable propósito en la mayoría de los casos pretender dañar reputaciones, y de esa forma sacar capital político.

Se trata de una práctica peligrosa y perjudicial, porque en la mayoría de los casos las víctimas son ciudadanos que a lo largo de sus trayectorias públicas, privadas han demostrado suficiente solvencia moral y eficiencia en sus funciones. En el subconciente colectivo se siembra dudas, conforme al dicho aquel que reza: calumnia, calumnia que algo queda.

De manera que no basta que el afectado recurra a la instancia judicial correspondiente en procura de reparación de daños, incoando demandas, porque el líquido que se esparce muy difícil puede recuperarse.

Nuestros señalamientos son a propósito de las denuncias que a la transparencia de subastas agropecuarias para el otorgamiento de los permisos de importación de productos dirigidas por una entidad de gran prestigio, como lo es la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), ha estado haciendo el presidente del Frente Nacional Agropecuario del PRM, agrónomo Leonardo Faña.

Acusar la directiva de la JAD de dirigir una presunta mafia en el otorgamiento de los permisos de importaciones de varios contigentes agropecuarios consignados en el Tratado Comercial DR/CAFTA, ha sido un error, pero peor aún el afirmar que el principal beneficiario sería el ministro administrativo de la presidencia, José Ramón Peralta, a través de sus empresas agrocomerciales.

Aunque el presidente ejecutivo de la JAD, el señor Osmar Benitez, rebotó de inmediato esa imputación, al igual que el señor Peralta, que ha demostrado que no intervienen en los procesos de subastas, los principales líderes del sector agropecuario han destacado públicamente la transparencia en el otorgamiento de los permisos de importaciones realizados a través de sorteos en la bolsa agropecuaria.

Las acusaciones sin pruebas suelen caerse y convertirse en boomerang.

El Nacional

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