Opinión

Mi síndico

Mi síndico

A René Benzán, o Fadul, lo conocí en el año 1970, si la memoria no me falla. Él era un experimentado dirigente y fundador de la Línea Roja del 14 de Junio, del cual también fui miembro, creada en 1968. Nos encontrábamos en diversas manifestaciones y protestas cuando comenzaba hacer pininos como militante de la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER) y simpatizante de la Línea Roja en el Círculo Rojo 24 de Abril del barrio Villa María.

Más tarde sería mi “orientador” en la Federación de Trabajadores de la Construcción (Fenticon) donde era dirigente del Sindicato de la Industria del Mueble, por mi condición de ebanista.

Años después supe que su verdadero nombre era Luis Felipe Rosa Hernández, proveniente de una familia ejemplar de San Francisco de Macorís, donde cayó asesinado un hermano suyo tratando de expandir la revolución de Abril de 1965 al exterior, pues solo se combatía en Ciudad Nueva.

A pesar de la clandestinidad y la persecución, que lo obligaba a cambiar de domicilio y de nombre una y otra vez, fue apresado -hace ya más de 40 años- y conducido a las ergástulas del régimen balaguerista donde, junto con otros revolucionarios, sufrió toda clase de vejámenes y maltratos, hasta que fruto de la lucha popular fue liberado al igual que algunos compañeros.

Luís Felipe, René Benzán o Fadul, no importa, es el mismo, desde la dirección de Línea Roja, abogó por la unidad de la izquierda para crear una verdadera opción de poder revolucionaria. Y me consta que trabajó por ella hasta la fundación del Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), el cual abandonó después, al igual que muchos otros, cuando esa organización comenzó a derechizarse hasta convertirse en lo que es hoy.

Luís Felipe se hizo abogado “viejo” y comenzó a ejercer dignamente la profesión pero sin dejar nunca sus inquietudes sociales, lo cual lo llevó al Partido Revolucionario Dominicano donde junto con otros crearon el Foro Renovador que hace unos días lo presentó como aspirante a la sindicatura de la capital del país, Santo Domingo, dentro de la Convergencia que pretende agrupar la mayoría de partidos y grupos de la oposición para desplazar al partido de gobierno.

Estoy en la obligación de respaldarlo. A él me unen lazos de amistad y de sangre a los que no renunciaré nunca. Luís Felipe es un hombre esencialmente bueno, honrado, decente, incapaz, en caso de ocupar un cargo público, de hacer mal uso del dinero del pueblo por el que tantas veces ha puesto en riesgo su vida.

Me han dicho que “no va para ningún lado”, que el candidato del Partido Revolucionario Moderno y la Convergencia será tal o cual. No me importa si eligen a otro, pero mientras tanto mi candidato es Luís Felipe Rosa. Y las razones no sólo son personales, también son, principalmente, políticas y como munícipe.

El Nacional

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