Opinión

MI VOZ ESCRITA

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A los 61,000 millones de pesos invertidos por Leonel Fernández, a título de presidente del PLD y de jefe del Estado, en la campaña proselitista para los pasados comicios, según los expertos en esos cálculos, se le debe subir algo; al menos un 33% (20,130 millones) más. Es decir, 81,130 millones de pesos; monto que podría resultar poquito, si se piensa en lo crucial del propósito y  sus perspectivas.

Con esos números y la insensatez que prodiga la ignorancia, cualquier danilista, menos Danilo, se convence de la supuesta bonhomía de Leonel, y con el coro de otros, se atreve a proponer que a ese “prócer” se le erija una estatua en el Pico Duarte al lado del patricio. La gente sin criterio es muy dada a elevar a las alturas a quien se le antoja.

Enerva que comentaristas de cierto fuste, se empecinen en afirmar que con su soberbia actitud, Leonel, sólo buscaba favorecer a Danilo. Nada más ajeno a la verdad. El doctor Fernández es, y siempre será el archienemigo político del presidente electo;  ese derroche de recursos del erario, es el precio de la impunidad que él cree haber comprado.

Sin embargo, parece que el aún presidente, no obstante sus conocimientos humanísticos, nunca se interesó por la poesía lírico–dramática, y también narrativa de la que es renombrado exponente Salvador Valverde, autor de “Calle de la Veracruz”. ¡No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague!, es la sentencia del que mata a quien injurió a su novia, y al salir de la cárcel la encuentra casada con otro, cuenta el relato.

En el caso de Leonel y Danilo, el “otro” es el Poder. ¿Qué no hizo Danilo para llevar a la Presidencia al ungido por el líder, pero que no tenía estructura partidaria ni ascendiente nacional? Y, a cambio, ¿qué hizo Leonel por Danilo en las elecciones del 2000? De ahí, la deuda principal pendiente, sin caducidad; aunque hay otras accesorias…

El Nacional

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