Semana

Mozartianos vs.beethovenianos

Mozartianos  vs.beethovenianos

En mi condición de periodista y de amante de la música de los grandes maestros, he sido testigo de largas, y a veces violentas discusiones entre seguidores de Mozart y de Beethoven.

Uno de los más fervorosos mozartianos que conocí fue el afamado director dominicano ya fallecido, Carlos Piantini.
Con tono enfático, proveniente de su arraigada convicción, se extendía en consideraciones elogiosas acerca de la supra humana genialidad de su admirado autor.

Hacía hincapié en que habiendo vivido solamente treinta y cinco años, Mozart compuso más de seiscientas cincuenta obras, algunas con varias horas de duración.

Como muchas de sus partituras no contienen tachaduras de correcciones, afirmaba que esto demostraba que el compositor escuchaba los temas de sus obras en medio de un silencio circundante, y los escribía.

Sin que estableciera comparaciones entre la música de Mozart y la de otros autores, de su conversación se sacaba la conclusión de que lo consideraba el más grande compositor sinfónico.

Algo que creo debo citar en este artículo es que el musicólogo argentino Jorge D/Urbano informa que en publicaciones especializadas de algunos países de Europa, los Estados Unidos y Argentina, realizan anualmente estadísticas de los conciertos realizados, para establecer cuáles son los autores que más se interpretan.

Señala que los lugares en la lista varían; que a veces Mozart está en tercer lugar, y otras en el quinto, Brahms en el segundo o tercero, y Tchaikowsky en el cuarto o sexto.
Pero destaca que desde que conoce tales estadísticas, el primer lugar aparece siempre reservado para Beethoven.
Y asegura que es el compositor sinfónico más popular, pese a que su música no es fácil de captar, porque esta puede definirse como una fuerza moral.

En su opinión, el coloso de Bonn fue hombre de integridad absoluta, que colocó los valores del espíritu por encima de todo.
Sus seguidores manifiestan que prefieren sus nueve sinfonías a las cuarenta y una de Mozart, sus cinco conciertos para piano a los veintisiete de aquel, y su solitario concierto para violín a todos los del genio de Salzburgo.

El director sinfónico y violinista, humanista y lector voraz, Julio De Windt Pichardo, me dijo que Mozart y Beethoven son genios musicales tan inmensos, que lo ideal es venerar a cada uno sin pensar en el otro.

Y dice que por diversos motivos no se deben comparar ni enfrentar, aunque a continuación pone de manifiesto que es casi imposible escribir piezas musicales de vigencia permanente, sólo con el recuerdo de los sonidos, como el Beethoven sordo.
El director emérito de la Orquesta Sinfónica nacional precisa que el compositor no necesitaba sentarse ante el piano para escribir sus conciertos para el instrumento, porque este decía que su oído interior le dictaba las notas.

También menciona su condición de revolucionario, algo que lo coloca como frontera entre dos periodos musicales, pues muchos lo citan como el último clásico, y otros como el primer romántico.

Los mozartianos citan la frase de Joseph Haydn, cuando al hablarle al padre de Mozart de su hijo, expresó: ante Dios, y como hombre honesto, os digo que vuestro hijo es el más grande músico que haya conocido personalmente, o del que tenga noticia.

“No sabemos lo que hubiera hecho Beethoven o Mozart, cada uno en la época del otro, y en iguales circunstancia”, fue la frase lapidaria expresada por un músico para poner fin a una discusión sobre la no presentida rivalidad de ambos inmortales artistas.

El Nacional

La Voz de Todos