Opinión

Nexos con Haití

Nexos  con Haití

Haití es una realidad frente a la cual los dominicanos, quieran o no quieran, no pueden vivir de espaldas. Para más, en términos económicos es el segundo socio comercial, con un intercambio comercial que cada año ronda los mil millones de dólares, al menos en lo que corresponde a la exportación de productos criollos. Sin embargo, salvo algunos períodos, no puede decirse que las relaciones entre los dos países han estado a la altura de su intercambio económico ni de sus raíces históricas. Los conflictos socio-culturales derivado del flujo migratorio han sido causa de permanentes tensiones, muchas veces alimentadas por la irresponsabilidad de sus autoridades.

Al asumir como ministro de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas Maldonado ha colocado a Haití como uno de los primeros puntos de su agenda, otorgándole la dimensión que tiene el caso. Hizo un primer viaje a la vecina República, donde se reunió con el canciller Pierrot Delienne y con el presidente Jocelerme Privert, con quienes abordó el problema de la veda por vía terrestre de 23 artículos criollos. Tal vez por su interés de anotarse un triunfo diplomático, o por evidenciar a algún sector en el negocio, Vargas Maldonado, o se ha dejado embaucar por las autoridades haitianas, o quiere embaucar a la opinión pública.

El presidente y el canciller insisten en que no hay restricciones para la entrada a Haití de productos dominicanos por vía terrestre, siempre que se paguen los aranceles aduanales y se cumpla con los trámites correspondientes. Pero resulta y viene a ser que los artículos no acaban de entrar al mercado haitiano. Es inolvidable el comunicado en que la embajada de la vecina nación desmintió unas declaraciones formuladas por la Cancillería, según la cual los productos vedados entraban normalmente al territorio después del encuentro de Vargas Maldonado con Privert y Delienne.

Allanar el camino para mejorar las relaciones con Haití es una necesidad. Pero con ese propósito no hay que crear falsas expectativas. Más factible sería incluso evitarlas para acreditar las gestiones y resguardar la imagen. Sin que todavía haya sido ratificado por el Parlamento y con unas elecciones pautadas para el próximo domingo, Privert no tiene mucho poder de decisión en Haití. El asunto de la veda, la rehabilitación de la comisión bilateral y otras decisiones son una tarea de las nuevas autoridades, si es que la nación sale airosa del proceso de votación y no termina en una de sus habituales crisis de gobernabilidad, con su secuela de violencia.

Hay que ver con buenos el interés de Vargas Maldonado de eliminar la veda a la exportación por vía terrestre de los productos y de restablecer las relaciones con Haití. Pero es evidente que todavía no ha logrado el triunfo diplomático con que quiere inaugurar su gestión.

El Nacional

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