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Novedosa noche Temporada sinfónica

Novedosa noche Temporada sinfónica

Viva en mi recuerdo permanece la noche que asistí a mi primera retreta en el año 1950 con la banda de música del Ejército Nacional en el parque Colón.

La nostalgia va unida a la Obertura La Gazza Ladra, del compositor italiano Gioachino Rossini, que dio inicio al programa.

La Urraca ladrona es la traducción española de la citada obra italiana, que dará apertura al concierto del miércoles, correspondiente a la Temporada 2017 de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Por eso me siento en la antesala de las gratas emociones que experimento cuando escucho la obra que es parte de la ópera del mismo nombre.

Con ella se da la paradoja de ser frecuentemente interpretada en las más afamadas salas de conciertos, mientras son escasas las ocasiones en que es presentada la obra de la cual forma parte.

Rossini compuso gran cantidad de obras de diversos géneros, y su ópera El barbero de Sevilla determinó que músicos, públicos y expertos del arte musical culto lo elevaran a las más altas cumbres de la fama.

Fue considerado el más grande compositor de ópera italiano, pese a que su obra Otelo dejó de aparecer en numerosos escenarios cuando surgió la composición del mismo título de Verdi.

La idolatría mostrada al artista por públicos exaltados que lo han llevado en hombros tras la presentación de alguna de sus óperas, culminó con la gratitud de Pésaro, su pueblo natal, poniendo el nombre del genial artista a su liceo musical.

Tras la obra de Rossini, sonará en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional, una obra poco conocida por el aficionado sinfónico dominicano, que es el Concierto en Sol Menor para Viola y Orquesta, del compositor, violista y musicólogo inglés Cecil Forsyth.

Con nombre genérico aplicado a los instrumentos de arco y cuerda en la época renacentista, la viola fue una predecesora de la familia del violín.

Sus principales características iníciales eran fondo plano, trastes de tripa, 6 cuerdas delgadas y poco tensas, y timbre suave y delicado.

Perteneciente a la familia de las cuerdas, está hermanada en la sonoridad con el violín, el violoncelo, y el contrabajo, a tal grado que el chelo es conocido como viola de gamba, por tocarse colocado entre las piernas del intérprete.

Con sonido menos agudo que el violín, y menor gravedad en sus notas que el chelo, ha merecido menos atención de los grandes creadores sinfónicos para obras con acompañamiento orquestal que los instrumentos antes citados.

Tendrá a su cargo el protagonismo solista del concierto de Forsyth, el reconocido violista norteamericano Drew Alexander Forde, con título de maestría en la institución musical de renombre internacional Juilliard School.

Ha enfrentado el reto de ofrecer clases magistrales en diversas naciones, y tuvo una exitosa presentación en la exigente sala de conciertos de Singapur Victoria Hall, y el miércoles nuestra estelar orquesta trazará el sendero musical, conducida por su Director Asociado, el dominicano Guillermo Mota Curiel.

La trillada frase cerrar con broche de oro, tan usada para describir la forma brillante en que terminó un espectáculo artístico, puede mencionarse anticipadamente al indicar que el final del concierto próximo de nuestra sinfónica cabe dentro de ella.

Lo constituye la Sinfonía número cinco en Mi Bemol Mayo de Jean Sibelius, considerado sin ninguna duda como el mejor compositor Finlandés.

Este autor es una especie de símbolo musical nacionalista de su patria, sobre todo por su hermoso poema sinfónico titulado Finlandia, así como otras obras donde aparecen esbozadas muchas melodías populares del folklor de la patria escandinava.

Sibelius escribió desde 1898 hasta 1924 siete sinfonías, y la quinta contrasta con su energía y pasajes de alegría contagiosa con la tristeza nebulosa de las restantes, sobre todo de la cuarta.

En este repertorio sinfónico pasó de la forma sonata de las primeras hasta el movimiento único de la séptima, poniendo de manifiesto en ellas la elleza de sus temas, que recuerdan algunos de compositores del periodo romántico, especialmente Tchaikovsky.

Fue tanta la valoración de su pueblo de la vida y obra de este genio musical, que a la edad de 32 años el gobierno le otorgó una generosa pensión vitalicia para que se dedicara a la composición como exclusiva actividad.

En el éxito de la Temporada 2017 de la Orquesta Sinfónica Nacional figuran como principales auspiciadores su director José Antonio Molina, la presidenta de la Fundación Sinfonía Margarita Copello, el Ministro de Cultura Pedro Vergés, y el director del Teatro Nacional Niní Caffaro.

Y aunque sólo José Antonio y Niní son músicos, en su labor conjunta, forman un excelente cuarteto musical.

El Nacional

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