Opinión

Nuevo liderazgo

Nuevo liderazgo

La confrontación partidistacon miras al 16 está peligrosamente desbalanceada. Incluso para un sector del partido en el gobierno. Eventualidad controlada por las fuerzas económicas y políticas que ventajosamente conserva el ex presidente Leonel Fernández. Procede parodiar ahora un comentario de Casio sobre la embriaguez de poder de Cesar: “Pobre hombre !No sería ningún lobo si no creyera que los [dominicanos]somos ovejas; ni un león si no confiara en que somos ciervas los [dominicanos]”.El malvado conspicuo tratando de dignificar la corrupción se nos presenta como un fenómeno tan históricamente recurrente como dañino.

Maniatar al presidente Danilo Medina limitando las posibilidades de cambio, y poner los instrumentos legales del PRD en manos de Miguel Vargas y su farsa convencional representan la más clara demostración del poder desmesurado que le ofrecen el dinero acumulado y el dominio de las altas cortes, sin excluir al Congreso, sometido este 16 de agosto, a la prueba de su próximo performance. Una contienda sin treguas.

El cuadro plantea un cambio radical en los procedimientos que deben seguir los opositores, a la hora de competir para desplazar al PLD del poder y llevar al ex mandatario al plano cierto y ético, que requiere la democracia para fortalecerse y prevalecer como verdadero instrumento de libertad y prosperidad de las mayorías. La ignorancia, las necesidades de las clases bajas, la apatía de las medias, y la oportuna complicidad de la cúpula empresarial parece ser el inmutable esquema con que ha operado el Proyecto Leonel. Se añade ahora una reducida parte del PRD, en una jugada que, a la postre, puede resultar fallida dado el desbordante rompimiento moral, ético y político que representa.

Plan previsible, por tanto vulnerable como son todas las malas mañas descubiertas. La falta de un elemento sorprendente es una de sus debilidades franqueables que demanda, desde luego, imaginación, coraje y unidad por parte del liderazgo emergente y los grupos opositores, en quienes la población procura depositar su confianza bajo una inquebrantable promesa de cambios profundos y condena a los corruptos. La Convergencia ha tomado la señal.

Urge presentar nuevas caras con propuestas que respondan a la particular situación planteada y a los requerimientos sociales. Los dominicanos estamos hartos de incompetencia, corrupción e impunidad. Es hora de hablar, actual y corregir, más que en las redes sociales y los medios tradicionales, en las calles. Tumba la mafia pauta la línea de acción. Pueblos como San Francisco, Tenares, Nagua han dado demostraciones de lucha en este sentido. El liderazgo emergente tiene en sus manos la respuesta que debe dar para enfrentar con determinación el proyecto despótico de Leonel Fernández.

El Nacional

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