Opinión

NY: dos caras

NY:  dos caras

POR:  Chiqui Vicioso

luisavicioso21@gmail.com

 

La primera cara de Nueva York es siempre triste. Solo sonríen en la hoy Avenida Manolo Tavárez Justo, réplica de la Duarte, los vegetales, el intenso mamey de la zanahoria, el amarillo de las auyamas, el verde de las lechugas y el intenso rojo de los tomates. La cara de nuestros compatriotas es de cansancio, de tristeza o de frutración, en un barrio donde una habitación cuesta ochocientos dólares, cifra tope de quienes viven bajo el índice de la pobreza, mientras los politícos dominicanos profesionales oscilan entre pusilánimes embarcados en su autopromoción, o patéticas réplicas de pequeños gansters, que amenazan con “cortarle la yugular a quien atente contra sus habichuelas”.

Salí a la caza de una sonrisa, de un gesto alegre me dijera ¡estas en tu segunda patria!, pero no la encontré en los fatigados ojos de las jóvenes madres, en los ancianos y ancianas, ni en el rostro de los jóvenes vendedores ambulantes,porque aquí tambien existe un gran desempleo juvenil entre nuestros muchachos, y la falta de esperanza en el futuro que ha desatado nuestra soterrada guerra civil.

Dos eventos me mostraron la otra cara de la comunidad. El tenaz apostolado de José Bonilla, un enamorado del teatro que cada ano organiza un Festival de Monologos en una iglesia de la 173 y Broadway, cuyo teatro fundo recogiendo desechos de otros teatros; y la puesta en circulacion del libro de cuentos “Siempre odie los Gatos”, de Elena Batista, organizada por la Asociacion de mujeres Progresistas y la Asociacion de Ocoenos Ausentes.
No se cual de las dos actividades me hizo mas feliz y me devolvio el entusiasmo en la pujante presencia nuestra, en una ciudad aplastante.

En el teatro, de 52 butacas, vi dos monologos de Dinorah Coronado, uno sobre Juana Saltitopa, cuyos detalles en el vesturario hay que trabajar porque distraen del parlamento: y otro sobre Camila Henriquez, cuya personalidad hay que estudiar para poder representarla en su absoluta sobriedad existencial y legendaria aristocracia espiritual. Ambos monologos deberian presentarse en las escuelas donde exixte una avida mayoria de estudiantes dominicanos, publico ideal para estos esfuerzos.

En el asilo de ancianos donde se puso a circular el libro de Elena Batista, me asombro que un frio lunes enla noche el salon estuviera repleto y volvi a envidiar a los y escritoras provincian@s, que a diferencia de Santo Doingo, babel sin identidad propia, siempre cuentan con el entusiasta apoyo de su complueblanos.

En esa puesta en circulacion estaban los y las representantes de Ocoa, quienes agradecieron el apoyo de la Asociacin de Ocoenos Ausentes al hospicio, al hospital (con 400 sabanas que no tenian) y al Patronato de la ciudad.

El Nacional

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