Opinión

Obesidad en pobres

Obesidad en pobres

El sobrepeso y la obesidad, anteriormente eran definidas como la “enfermedad del bienestar”. Hoy en día, penetran en todo el mundo, escalando una importante posición en todas las clases sociales, acompañándose de las secuelas que suelen generar. Entre los problemas que crean, hay que citar las “enfermedades crónicas no transmisibles” (diabetes, hipertensión arterial, artritis, trastornos del colesterol y triglicéridos, apnea del sueño, disfunción sexual…), que constituyen (por su  costoso tratamiento) un gran dolor de cabeza para el presupuesto de la familia, para el sector salud e incluso para la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En el año 2004, la Asamblea de la OMS adoptó como resolución una Estrategia Mundial de Alimentación Saludable, Ejercicios y Salud.

Nuestro país no escapa a esta situación. De ahí que una de las experiencias concluyentes de los 42 operativos médicos realizados a nivel nacional para lograr las estadísticas del Estudio de los Factores de Riesgo Cardiovascular en la República Dominicana (EFRICARD II), realizado por endocrinólogos, cardiólogos, el Instituto Dominicano de Cardiología y SENASA, la constituyó, sin lugar a dudas, el nivel de obesidad e hipertensión arterial en los pobres.

En este estudio, originalmente planificado para analizar el estado de salud en una población de 3,000 personas, finalmente se examinaron 4,976 dominicanos, realizándole a cada uno – en cada operativo – análisis de sangre para el colesterol, triglicéridos y glucemia y midiéndole la presión arterial, la cintura y cadera y su talla. El 60.5% perteneció  a la “clase baja”, un 26.6% a la clase media. La población restante, el 12.8%, fue de la clase alta, lo cual identifica una mayor proporción de “pobres” en la investigación.

Como parte de los resultados, más del 50 por ciento de los dominicanos están en “sobrepeso” (57.6 por ciento) según su Índice de Masa Corporal (IMC) -que toma en cuenta su talla y el peso al momento de la consulta- y de éstos, en la categoría de obesidad, ya existen en el país 26.6 por ciento, lo cual quiere decir que debemos definir políticas de salud dirigidas a la “prevención” (programas de alimentación colectiva, ejercicios, creación de grupos de apoyo en las comunidades, chequeo rutinario de los niños en colegios al inicio de clases etc.) que ayuden a tener una población “más sana” y prevengan las secuelas de la obesidad antes mencionadas.

El Nacional

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