Opinión

Obispo orienta lucha

Obispo  orienta lucha

Hace más de 25 años, sostuve un diálogo fraternal con mi amigo el capitán de navío Rafael Camilo González en torno a las posiciones que sostenía su hermano, el todavía hoy arzobispo de La Vega, Antonio Camilo.

Recuerdo que -en ese entonces- el oficial militar me apuntaba que los creyentes católicos podían confiar plenamente en el religioso vegano porque estaba conformado de un ideal que siempre preconiza sus sentimientos por las causas nobles de los sectores populares.

A través del tiempo, la práctica social de monseñor Camilo no se ha alejado de lo que -para esa época- me comentaba su hermano. Traigo esto a colación porque -indiscutiblemente- el purpurado es una de las principalísimas voces que se han levantado en contra del abuso que se pretende hacer en el caso de Loma Miranda.

Ver cómo el obispo cibaeño se ha atrincherado, junto a los sacerdotes de su Diócesis, para defender esa montaña, nos hace ver que todavía en la República Dominicana quedan hombres y mujeres que no se arredran ni se arrodillan frente a los grandes capitales nacionales y extranjeros.

Oir a monseñor Camilo decirle al presidente Danilo Medina que la lucha por Loma Miranda continuará, es refrescante debido a que constituye un certero mensaje para los ciudadanos que se mantienen indiferentes ante los problemas sociales que socaban a nuestro pueblo.

El cuarteto conformado por el obispo Camilo González y los sacerdotes Rogelio Cruz, Nino Ramos y Mario Serrano, entre otros, hace pensar que -definitivamente- todavía hay religiosos que están conscientes del papel que les toca jugar en esta sociedad carente de líderes que tengan la valentía de luchar por las reivindicaciones sociales y no se dobleguen ante las ventajas económicas. Esos decididos religiosos han mantenido vivo el principio de lucha y han expresado sus intenciones de morir en la lucha por la Loma Miranda. ¿Cuántos otros dominicanos estamos en disposición de ofrendar nuestras vidas para provocar los cambios necesarios para eliminar las desigualdades sociales que hoy nos abaten?

¿Por qué no aprovechamos la oportunidad para levantar la bandera de combate en contra de los males que caracterizan a nuestras comunidades? El arzobispo Camilo González y los padres Rogelio, Nino y Serrano están trazando la ruta para que los indiferentes nos animemos y reivindiquemos a esos grandes hombres que -en tiempo atrás- se inmolaron a favor de la democracia y las libertades nacionales.

El Nacional

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