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Obras que enamoran

Obras  que enamoran

Entre carrozas y caballos, entre humos y mujeres o entre sombras de colores, las obras de Carlos de Castro son un espectáculo visual multicolor que hace agitar la reminiscencia de paisajes vividos o ilusionados de su España o de lugares donde ha representado a su país como diplomático.

 
Sus dibujos, sus pinturas en acuarelas o en oleo de este artista dejan espacio a la imaginación, en muchas de las cuales la ilusión juega con la fantasía.

 
“No uso modelos como musas para realizar mis cuadros, sino que son personajes imaginarios y escenarios creativos de la imaginación”, dijo el artista plástico al hablar en la apertura de la exposición, ante cientos de dominicanos y españoles, que disfrutaron de la belleza de sus obras.

 
“De escena y escenario” es una exposición que se exhibe en el majestuoso Palacio de Bellas Artes y que estará abierta hasta el domingo 22 de enero.

 
La crítica de arte, Marien de Tolentino, directora del Palacio de Bellas Artes, en el acto de la exposición, ofreció halagos al pintor De Castro y exaltó la belleza de los personajes de sus obras.

 
La alegría en los circos, caballos en las praderas, jugadores de cartas, escenas en las carreras de caballos, son partes de la decena de obras puestas al público del artista español, con títulos sugerentes y suspicaces.

 
Sobre la obra de De Castro, Tolentino en su discurso señaló: “ciertamente, De Castro nos brinda, siempre tan generoso en exposiciones, una serie de pinturas diferentes… que nos invitan a construir fábulas, historias o comedias dramáticas alrededor de huéspedes insólitos, según sus espacios palpitando de fulgores y de líneas, se pueblen de caballos o de histriones de la vida. ¡Bienvenido a la Galería Nacional de Bellas Artes!

 
Agregó que “lo cierto es que los cuadros de Carlos de Castro “comunican” en su autonomía particular, y a partir de esta comunicación, surge nuestra lectura”.
“Hay varios temas o materias de una experiencia imaginaria – en el sentido de la producción de imágenes, que resucitan o suscitan una época, más en el pasado reciente de madres y abuelas que en el presente de las hijas…”, explica en torno a las obras exhibidas.

 
En sus palabras dijo que “ello ocurre con el espectáculo del circo de antaño, montado desde una carpa rojiblanca en un terreno municipal (¿?), ejercitándose alrededor acróbatas, luchadores, bailarinas, mientras, en el interior, disfruta un público apretujado, lo que le permite a Carlos de Castro divertirse con una estructura neo-puntillista y sembrar el espacio circundante de diminutas siluetas. Luego, ya en la arena, una “Pareja montada” propone el equilibrio frágil de un número ecuestre.