Opinión

Olviden la unidad

Olviden la unidad

Es vergonzoso y ridículo observar a un grupo de dirigentes del PRD arrodillados ante Miguel Vargas, rogándole para que acepte propuestas basadas en condiciones proporcionalmente superiores a las que él representa en el electorado nacional.

Quien dice ser presidente de la organización pese a que su  período de cuatro años fue agotado, no aprueba oferta  que no sea sobre la   ratificación del cargo y la proclamación como candidato presidencial para los comicios del 2016. Y advierte no transigir con las medidas disciplinarias, expresadas en suspensiones y expulsiones de altos dirigentes, incluyendo a un ex presidente de la República.

Por tratarse de condiciones inaceptables, porque son violatorias a los estatutos y vulneran el espíritu democrático de la entidad, lo aconsejable sería olvidar una unidad que haría mayores daños que una separación definitiva. No es verdad que una sigla, por histórica que sea,  está por encima a los principios democráticos y éticos que hicieron grande al PRD.

En ese afán por una unidad improcedente se ha perdido más de un año, a pesar de que se trata de dirigentes que tienen deudas con la sociedad, porque durante los últimos diez años, ninguno ha estado envuelto en las demandas de reivindicaciones sociales y económicas para múltiples sectores de la vida nacional.

Y no se descarta que los esfuerzos de unidad que se hacen con Miguel Vargas sea una forma de evadir la responsabilidad de asumir el rol de oposición al gobierno. Particularmente Hipólito Mejía, en su carrera política, nunca ha hecho oposición.

El empresario Miguel Vargas, hombre acostumbrado a los grandes negocios, tiene un compromiso político con Leonel Fernández y Danilo Medina. Ha demostrado que no le interesa arribar a acuerdo alguno, por lo que no se debe demorar más la construcción de un proyecto verdaderamente opositor.

El Nacional

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