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ORTO-ESCRITURA

ORTO-ESCRITURA

No desperdicie las palabras

 

La economía verbal es una condición del buen uso del idioma y no es competencia exclusiva de periodistas y escritores. Es cuestión de todos los hablantes, pero obviamente, a mayor nivel de educación, mayor compromiso con el empleo adecuado de nuestro idioma.

Vamos a comentar unas locuciones, de uso frecuente, y que la actitud que se tome con éstas implica hacer buen o mal uso del idioma. Se trata de expresiones que por repetidas no escapan de considerarse viciosas. Tampoco dejan de serlo por el nivel social y cultural del hablante que las emplea. Veamos algunos ejemplos.

a) De forma y manera. Forma y manera son palabras afines, no es necesario, por tanto, usarlas al mismo tiempo. Algunas personas al hablar en público suelen emplear tal locución adverbial a modo de conclusión de su discurso: “De forma y manera que en lo adelante hagamos las cosas de este modo”. Basta con decir: De manera que estas son mis recomendaciones. O también: Lo encontré de forma ocasional.

b) Nada más y nada menos. No siempre que se usa esta expresión se justifican los adverbios. Quien quiera destacar la presencia de alguien en un lugar o una actividad, está bien que lo anuncie con un “Nada menos que…”. (Nos acompaña nada menos que el director) Ahora, si usted quiere ser preciso en cuanto a la valoración de un sujeto, emplee el “Nada más…” (Es nada más que un gacetillero).

c) Vuelvo y lo repito. Es expresión muy empleada en la enseñanza. Pero profesores y profesoras, y quienes los imiten en eso, deberán recordar que con decir “Repito…” ha dicho “lo hago de nuevo”. (Repito la explicación) (Repito para los que no estaban atendiendo).

d) Resulta y viene a ser. Es frase cómoda para enlazar elementos en el discurso narrativo, pero ¿para qué usar “viene a ser” si ya empleamos “resulta…”? Ahorre palabras. Pero es lícito emplear “viene a ser” ( Resulta que ahora Roberto es un héroe) (Eso viene a ser un robo).

e) Más sin embargo. Muchos creen que la conjunción adversativa “mas” (sin tilde) no puede valerse por sí misma y la recuestan de otra conjunción, “sin embargo”, pero cada una puede andar sola. Lo mismo que si fuera “pero…” que tampoco requiere de “sin embargo” para expresar “adversidad”. (Dice que me quiere, mas no lo demuestra) (Dice que me quiere, sin embargo no lo demuestra).

f) Yo tengo un amigo mío. ¿Lo ha oído? Hay a quien no le basta con decir “Yo tengo un amigo que es escritor” o “Un amigo mío es escritor”.

g) Hace diez años atrás. La usan hasta escritores y líderes políticos. Pero ¿para qué ese “atrás”? Si la forma verbal “hace”, en pasado, indica que ya pasó y por tanto ese tiempo está “atrás”.

h) Vuelve y comienza. Para nada es necesario el “vuelve” si como quiera se tomará el comienzo de la actividad que se había intentado, como por ejemplo, cuando un estudiante lee algo en clase, lo hace mal y el profesor le pide que lo haga de nuevo con el “vuelve y comienza”. Bastará con “comienza…”.

i) Te llamo para atrás. Qué horror, gente considerada estudiada de “llamar para atrás”. Bastará con decir “te llamo”, “dígale que yo lo llamo” (y hasta el yo sobra).

No tema usted a ahorrar palabras, el ahorro es bueno.

El Nacional

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