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ORTO-ESCRITURA: Burbujas en el tiempo, libro de cuentos

ORTO-ESCRITURA: Burbujas en el tiempo, libro  de  cuentos

Recién sale a la luz el libro de cuentos Burbujas en el tiempo. Este libro contiene un paseo por la geografía emocional de la República Dominicana. Su autora, Patricia Báez, recurre a sus vínculos entrañables con las localidades donde ha vivido para referir hechos capturados durante su infancia y primera juventud y que se agitaban en su conciencia buscando una salida. Cuenta sus historias como ficción, pero dice que han partido de hechos reales.

Ha querido ser sincera, más trasparente de lo que se le puede requerir a un cuentista. Al autor de cuentos nada lo obliga a revelar la veracidad de sus historias, nada le impide atrapar lo que ocurre a su alrededor para referirlo como ficción y transformarlo en obra de arte. Sobre todo si el hecho narrado entraña rareza, ingrediente básico en la obra literaria.

Siempre habrá que repetir que en el cuento realidad y ficción se abrazan como entes análogos, de origen común. Ocurre en matemática con la ley de la suma: solo se suman elementos afines u homogéneos.

Sorprende y agrada que una escritora de este tiempo narre cuentos ambientados en el campo sin recurrir a lo que los críticos han llamado “ruralismo”: “Juancho del Orbe era un joven campesino próspero, acostumbrado a esperar los primeros rayos del sol en la enramada que le servía de cocina, atado a su jarro esmaltado, sorbiendo el retinto café”.

A menudo la temática rural ha sido menospreciada por escritores contemporáneos, que dan por superada esta tendencia, como si la vida del campo se hubiese extinguido, como si nada allí ocurriere: ni amores ni dolores ni ambiciones ni pasiones.
Patricia Báez narra los hechos y los interpreta y así deja filtrar reflexiones sobre el devenir social: amores frustrados, relaciones forzosas, injusticias y desigualdades y la persistente preocupación por la problemática femenina. Refiere el dolor, al amor, el desamor…la vida humana.

La autora –qué bueno- da muestra apreciable de respeto por nuestro idioma y revela inclinación por el bien decir, por el uso de la lengua, no solo para comunicar, sino también para provocar emociones y halagar el buen gusto.

Cuando se leen estas historias se percibe el rozamiento de las ruedas del tren de Sánchez mientras se desplazan sobre los raíles. Las referencias a este medio de transporte, que bien funcionó en la primera mitad del siglo veinte, son parte de las obsesiones de Patricia Báez, y a la vez expresiones de los recuerdos acumulados durante la niñez de la autora. “No había escuela sin tren, pues los casi diez kilómetros de distancia entre la casa y la escuela obligaban a cruzar las vías, ya sea desiertas o ya con la mole de hierro encima”.

Patricia Báez ha salido airosa del primer desafío del aspirante a cuentista: disponer de hechos dignos de ser contados, que merezcan la atención de los otros. Se narran hechos nuevos, nuevos aunque no sean recién ocurridos, sino nuevos para el oído o la vista del receptor.

Los hechos cotidianos tienen un lado de rareza y novedad. Nuestra autora ha probado saber encontrar esa faz novedosa de los hechos. Ha encontrado sus tramas y personajes, sobre todo en las pasiones y manías humanas: celos, amor, odio, envidia, miedo, codicia, concupiscencia. Toda inclinación patológica hacia una actividad, por cosas materiales o por cuestiones ideológicas puede provocar en el individuo acciones fuera de lo común y por tanto, dignas de ser contadas.

Es lo que ha hecho Patricia Báez en Burbujas en el tiempo, una valiosa forma de iniciar la carrera literaria. Los invito a leer este libro, una auténtica incursión en la dominicanidad.

El Nacional

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