Hay que viajar al exterior para leer los titulares sobre nuestro país, que ciertamente no obedecen a una “conjura internacional”, sino a un torpe ejercicio de política exterior.
Veamos:
1.-Cuando una escuela del interior decidió motus propio no inscribir a las niñas apedilladas Bocico, de origen dominico-haitiano, violentando un acuerdo internacional firmado y ratificado por el país: La Convención de los Derechos del Niño (que estipula el derecho de todo niño, o niña, a inscribir en la escuela), la Cancillería debió apersonarse al Ministerio de Educación y discretamente informarle sobre nuestras obligaciones internacionales y mediar para que no se violentaran los derechos de esas niñas.
2.-No se hizo, aunque estábamos informados sobre las gestiones de los padres, frente a la Corte Internacional de los Derechos Humanos, y esa ignorancia, o desidia, del área de los derechos humanos en Cancillería, implicó que el país fuese condenado y tuviéramos que pagar una indemnización en dólares que pudo evitarse.
3.-En el caso de Narcizaso, que era epiléptico y se sabe que fue arrestado y murió en el interrogatorio (posición de videntes espiritistas, como los que usa la policía y el FBI en los Estados Unidos para resolver casos difíciles), la Cancilleria también pudo mediar para que la policía entendiera que este caso se tenia que resolver y evitar que la familia apelara a la Corte y que de nuevo se nos condenara a una indemnización.
4.-En el caso que ahora nos concierne, la desnacionalización de la dominicanidad de origen haitiano, si la medida se hubiese implementado a partir del 2010, para obligar a la regularización de indocumentados, y se le hubiera buscado, con la mediación de la Cancilleria, una salida negociada, con Venezuela como mediadora, a los indocumentados hasta el 29, no tuviéramos hoy desacreditados mundialmente , mientras la horrorosa mente esclavista burguesía haitiana se lava las manos.
5.-En todos estos casos el país ha sido secuestrado por la ignorancia, la histeria y la fanfarronería de unos pocos y pocas, y ha predominado en la Cancilleria la incapacidad, la desidia, o sencillamente el criterio personal de determinados incumbentes, que como sabemos puede ser de derecha, ultra-derecha o izquierda, pero no necesariamente obedece a los intereses de la nación, ni a las obligaciones internacionales que voluntariamente hemos asumido.
6.-Es tiempo aun de deshacer entuertos. Tener la humildad de admitir que nos equivocamos nos engrandece, ello no significa que dejemos de reclamarle a Martelly que se deje de figureos internacionales y asuma con seriedad el bienestar de sus compatriotas, que es el bienestar de Haiti.