Opinión

Pagando la luz

Pagando la luz

Orlando Gómez Torres

Al igual que muchos dominicanos, el pago mensual de mi consumo de energía eléctrica lo hago en un banco comercial. Por circunstancias de la vida, recientemente me vi en la necesidad de pagar directamente en EDESUR, la empresa estatal con la cual tengo contratada mi “luz”. Lo más importante a tener en cuenta en los siguientes párrafos es que hablamos de una entidad fuertemente subsidiada por su incapacidad de cobrar toda la energía que sirve y que cada pago que recibe es valioso.

Contrario a otras ocasiones, no puedo pagar mi factura físicamente, por lo que pienso: “esto es EDESUR, ellos desesperadamente necesitan mi dinero, seguramente tienen mejores alternativas para cobrar”. Por lo que, en primera instancia, me guío por las instrucciones de sus correos mensuales de facturación y me dirijo a su página para intentar mi pago.

Para pagar lo que les debo, lo primero que se me pide es crear una cuenta, de la que sigo sin entender para qué EDESUR necesita toda la información en la que se desperdician 10 minutos y que no aporta nada a su objetivo final, que debe ser cobrar.

Como un ejercicio comparativo, decidí pedirme un arreglo floral para la casa desde la página de Zuniflor, así no sólo veía cómo pagar la luz se compara con comprar unas flores, también aprovechaba y agregaba algo de color al apartamento que últimamente se ha estado sintiendo depresivo.

Mientras la página de EDESUR aún no se decidía en qué tan exacta debía ser la información sobre la referencia de pago (piden que seamos exactos, pero no reconoce el espacio antes de los últimos 2 dígitos en la referencia de pago) y me obligaba ir a otra página para “agregar medios de pago” repitiendo informaciones facilitadas para crear la susodicha cuenta, en la página de Zuniflor ya había elegido el arreglo y estaba completando los datos de mi tarjeta.

Hecho el pedido de flores, en la página de EDESUR me vi estancado en el llenado del número de la tarjeta donde mientras yo ponía unos números, a la página le daba la gana de leer otros, desautorizando el pago, porque los números que ella interpretaba no se correspondían con los números que yo digitaba, imposibilitando el esfuerzo de pagar por esa vía.

Frustrado por perder 30 minutos de mi vida tratando de hacer el pago en línea, intento hacer el pago a través del centro de llamadas de EDESUR. Donde luego de agotar 10 minutos llenando datos de mi factura con el dial del teléfono, soy transferido a un operador que procede a pedirme verbalmente toda la información en la que ya invertí esos 10 minutos dando teclazos. Molesto, le doy a la operadora los datos de mi tarjeta para hacer el pago, quien procede a informarme que les tomará 45 minutos validar la misma con el banco.

Indignado, procedo a dejar mis quejas con la operadora, y en cambio le informo que iré a hacer el pago en la sucursal de un banco. De paso aprovecho y pido mi almuerzo con delivery a un restaurant, el cual toma mi orden y valida mi pago con tarjeta en 5 minutos. Voy al banco y en 10 minutos hago mi pago de la “luz” como siempre lo he hecho, y al momento de retornar a mi hogar ahí ya me esperan mis flores y el almuerzo.

Estamos en el año dos mil diez y ocho, EDESUR. Las pésimas alternativas que mantienen para cobrar no se justifican para una empresa estatal que implica una hemorragia de divisas para un Estado que ciertamente preferiría estar empleándolas en mejores cosas que cubrir sus déficits de cobros.

El Nacional

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