Opinión

Pariendo noticias falsas

Pariendo noticias falsas

Si algo hay que reconocerle a Trump es que es un genio mediático, porque entiende que: “No newsisbad news” y se las arregla en mantener ocupados a los medios en lo que dice y hace.

No pasa desapercibido el que en medio de un grave debate sobre Punta Catalina, o de un juicio inacabado a la Odebrecht, que según demostrara Guillermo Moreno en su rueda de prensa del día 25 de este mes, está plagada de irregularidades, la prensa concentre sus titulares en las parturientas haitianas.

Cuando le recordaba a una gran amiga que las dominicanas siempre fuimos a parir a Estados Unidos porque tener un hijo norteamericano facilita el visado de residencia y otros beneficios, se quedó de una pieza. Esta práctica solo se amortiguó un poco cuando se tomó la decisión de impedir que mujeres en avanzado estado de embarazo subieran a los aviones. Por eso, cuando se publica en primera plana que las haitianas vienen a parir aquí, y no se denuncian las mafias dominico-haitianas que las traen, se penaliza una vez más a las víctimas.

El problema es que esa estrategia mediática tiene como objetivo desviar la atención de procesos que aún no acabamos de resolver, a saber:
-Que la Procuraduría asumió como verdad demostrada la suma de solo 92 millones de dólares que la Odebrecht argumenta pagó como sobornos.
-Que la Procuraduría se limitó investigar solo el soborno e ignoró investigar el financiamiento abierto de campañas electorales y la sobrevaluación de obras de infraestructura.
-Que su reporte carece de un sustento investigativo serio y propio, y solo se basa en las declaraciones de la Odebrecht.
-Que no incluye las obras de infraestructura construidas entre 2012 y 2014, es decir el periodo que abarca el actual gobierno.

-Y que no son catorce sino una cincuentena los involucrados.

Para desviar la atención sobre estos hechos y sobre Punta Catalina, se está manipulando a la población con la problemática haitiana, la cual no es de reciente data, y al hacerlo están arriesgando desatar las reacciones más primarias en las poblaciones con menos educación, más fanatismo o necesidad de notoriedad, como la de una aspirante a escritora de literatura infantil, que sin ningún empacho nos incluyó, junto con un grupo de personas muy consagradas y serias, en un afiche, con un editorial del Listín sobre “Sembradores de odio”, que curiosamente, según se me explicó cuando pedí cuentas, se refería precisamente a los “NaZionalistas” del patio. Y a un grupo de ignorantes jóvenes fogosos que supuestamente está siendo entrenado por militares para comenzar una guerra doméstica contra los haitianos en el país, sin entender que jugar con fuego quema.

El Nacional

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