Opinión

Peña Gómez y Meriño

Peña Gómez y Meriño

La tercera es la vencida. Todos recordamos lo pernicioso para la democracia dominicana que fue el tercer mandato del presidente Joaquín Balaguer en 1994. Hubo que fraguar el mayor fraude electoral para evitar el triunfo de José Francisco Peña Gómez. La historia está bastante documentada en los libros de Juan Bolívar Díaz, Frank Moya Pons y Amaury Justo Duarte.

Pero, definitivamente no hay 1994, sin 1990, que sirvió de base para entender la conducta de los actores políticos de esa época. Pero, a pesar de la trama urdida, hubo importantes esfuerzos notables para la reforma constitucional que, entre otras cosas, sentó las bases de la primera ola de reforma del Poder Judicial.

Gobernar un país es cumplir sus leyes y servir a sus intereses
Pero revisando nuestra historia, me doy cuenta de que así sucedió con la tercera elección de Buenaventura Báez, cuando a fines de 1865, ocupó la Presidencia de la República.

Según relata Pablo Mella, en su obra “Los espejos de Duarte” (2013), el padre Meriño lo enfrentó abiertamente en sus sermones. En una de sus homilías, el padre Meriño esbozó lo que debía ser un gobierno apropiado para el pueblo dominicano de entonces. Leído ahora tiene también es muy oportuno:

“Gobernar un país, vos lo sabéis, ciudadano Presidente, es servir sus intereses con rectitud y fidelidad, hacer que la ley impere igualmente sobre todos los ciudadanos, no disimulando jamás la impunidad del crimen, ni consintiendo el ultraje de la virtud; infundir un respeto profundo a la propiedad, afianzando el amor al trabajo con todas las garantías posibles; favorecer la difusión de las ciencias para que el pueblo se ilustre, y conociendo sus deberes y derechos, no de cabida a las perniciosas influencias de los enemigos del orden y de la prosperidad; cimentar en bases solidas la paz interior y exterior para facilitar el ensanche del comercio, de la industria y de todos los elementos de publico bienestar; esforzarse, en fin en que la moralidad, que es savia de vida de todas las instituciones, eche hondas raíces en el corazón de los ciudadanos, para que de este modo el progreso sea una verdad, y se ame la paz, y se respeten las leyes y las autoridades, y la libertad se mantenga en el orden”.

Importantes palabras que no deben ir al olvido nunca, sobre todo ahora en donde a pesar de que la reelección presidencial está prohibida, se escuchan algunas voces en sentido contrario. En honor a Pena Gómez y Meriño.

El Nacional

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