Opinión

PLD: léxico y diálogo

PLD: léxico y diálogo

Namphi Rodríguez

 

“Lo que los gobiernos hacen, sus partidos lo resienten”, la frase es del asesinado candidato presidencial mexicano Luis Donaldo Colosio, pero traída a colación en estos días por Manlio Fabio Beltrán, quien renunció a la presidenciadel Partido Revolucionario Independiente (PRI) ahogado por la ola de lodo y escándalos que sacude al gobierno de Enrique Peña Nieto.

Pero, sin duda, se trata de una expresión pasmosa que nos advierte sobre la relación de “causa-efecto” que se da entre las acciones de quienes gobiernan y los partidos que les llevan al poder, un recordatorio de que los ciudadanos no suelen tener un rasero que mida por separado la responsabilidad del Estado y la de los partidos gobernantes.

El tema viene a cuestión por las recientes declaraciones del ministro José Ramón Peralta, quien ha dicho que si el presidente Danilo Medina propicia un diálogo con las fuerzas políticas de oposición para conformar la Junta Central Electoral violaría la Constitución.

Si la idea es para caerse de bruces, peor aún es la actitud de “complicidad silente” que han asumido los miembros del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ante un pronunciamiento tan trufado.

El PLD, bajo el liderazgo de Juan Bosch y de Leonel Fernández, fue una fuerza política exitosa por su vocación dialogante. Eso le permitió que ascendiera al poder en 1996 al pactar con Joaquín Balaguer una alianza entre nuestros últimos liberales y conservadores. Decir ahora que el diálogo viola la Constitución es una negación del camino de éxitos recorrido por esa organización.

Por esa razón, tal vez haya que deslindar a nombre de quién habla el ministro Peralta, puesto que su escaso abolengo político no le hace la persona más idónea para sentar posición oficial sobre el tema. Al fin y al cabo, él es un empresario que desempeña funciones públicas por su cercanía con el presidente Danilo Medina.

Más aún, si tomamos en cuenta que el mismo Peralta que se presenta hoy como “gendarme” de la Carta Magna fue el que antepuso el valor de las encuestas a la Constitución, al decir que “por encima de cualquier orden jurídico está la decisión de un pueblo”, a fin de justificar que el presidente Medina impusiera a sangre y fuego una reforma constitucional sin referendo para reelegirse.

Para el ministro Peralta la Constitución carece de un sentido concreto, es una especie de palabra hueca, frágil y agrietada que se acomoda a las conveniencias del momento.  Por las consecuencias que eso puede acarrear para un partido que ha sido engullido por el Estado, el PLD debería cuidar mejor su léxico.

El Nacional

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