Constitucional que rompe con la CIDH ha vuelto a colocar el país sobre un saco de faquir en la arena internacional. Al margen del patriotismo.

A propósito, la diplomacia con que se ha manejado la Cancillería en torno al nuevo conflicto creado por el Constitucional es lo que procede. Nada de exaltaciones.

Poco ha faltado al antiguo procurador contra la corrupción, Hotoniel Bonilla, para asumir la defensa del secretario de organización del PLD, Félix Bautista. Por supuesto que está en su derecho.

Participación Ciudadana y Finjus se han ganado todo el respeto de la opinión pública por su peso y la seriedad con que encaran los problemas. A diferencia de muchas entelequias.

La infanta Cristina es hija y hermana de reyes. Aun así tendrá que sentarse en el banquillo en un juicio por corrupción que involucra a su esposo. Buen ejemplo.

Los turberos que atacaron a la prensa en un acto de Leonel Fernández fueron transportados por un diputado y un regidor. ¿Acaso se investigará el suceso?

Entonces, fue un discapacitado quien introdujo las armas encontradas a los presos que murieron durante el asalto a La Victoria. Y ahora se sabe también introducía drogas. Nada que decir.

Extraña que todavía se habla de veda a la importación de pollos en Haití. Se había anunciado que el conflicto estaba resuelto. Definitivamente que aquí hay que ver para creer. ¿O no?

Es un indicio que merece atención la queja de Domínguez Brito sobre la pasividad de la Suprema Corte frente a su solicitud para que se embarguen los bienes de Félix Bautista. ¡Ojo!

La UASD fue dejada fuera de un incremento de su asignación presupuestaria, pero los senadores amarraron su barrilito. ¡Qué bueno es servirse con la cuchara grande!