Desde que el comandante Hugo Chávez anunció, en febrero del 2000 que Venezuela seguiría el modelo de la revolución cubana, advertimos en nuestro entorno que estaba condenado al fracaso. Que en los albores del siglo XXI no se podía tomar como referente un modelo de medio siglo atrás.
El paternalismo empleado por Chávez y afianzado por Nicolás Maduro detuvo el aparato productivo en Venezuela, incrementando los subsidios que contribuyeron a crear una generación parasitaria.
Es cierto que importantes sectores económicos jugaron sucio contra los chavistas, pero el mayor error fue enfrentar esos grupos y no buscar una salida conciliatoria, ya que la historia de la humanidad no registra ninguna nación que haya sido desarrollada por el Estado sin el concurso del sector privado.
El Estado es un ente de equilibrio y moderación, jamás puede ser un agente económico. No porque yo lo vea así, sino porque ha sido una realidad en todos los continentes.
Durante la gestión del chavismo hubo logros significativos en las áreas de salud y educación, aquí también lo hemos tenido sin recurrir al modelo cubano.
Copiar el fracasado modelo cubano fue el principal error del chavismo en Venezuela
Pero en otras áreas, especialmente la económica, los chavistas como los cubanos no han podido atender las demandas de la población. De ahí que maduro perdiera de manera vergonzante.
Previo a los comicios, las encuestas registraban que el 90% de los venezolanos no estaba de acuerdo con el manejo de la economía y que se sentían más pobres que hace una década.
Maduro perdió de vista que estamos en la era del conocimiento y la conciliación y que ninguna sociedad dividida puede lograr avances significativos que beneficien a la población.
El lenguaje fuera de tono de Maduro también podría haber ayudado a la oposición. En las últimas alocuciones el presidente venezolano no solo retaba a sus opositores, sino que además manifestaba que, como fuera, no dejaría acabar el legado del comandante Chávez.
En definitiva, un gran porcentaje de los venezolanos demostró que estaba cansado de la falta de garantías para el ejercicio de la política, la poca libertad de expresión, la inseguridad, la crisis económica y, sin duda, apostaron a un cambio. A Nicolás Maduro y al chavismo les pasaron la cuenta de cobro.
