Opinión

PRECISAMENTE

PRECISAMENTE

El buen presidente, como el buen gobierno, necesita construir confianza en la ciudadanía que aspira disfrutar de una vida de calidad.

Uno de los activos más importantes que el presidente puede poseer es no asumir actitudes preconcebidas y muy rígidas sobre el rol que desempeña.

Está claro que si un presidente solo proyecta ocupar la cúspide de la pirámide, y desde allí dirigir a los demás, no logra la conexión correspondiente con la gente de su país.

Puedo afirmar que el presidente Danilo Medina poco a poco va creando confianza con su gestión, porque en su actitud de gobernar, traza el mapa del futuro a través de un vínculo estrecho con su pueblo. 

En este caso, la función de Medina, es verdaderamente activa, no hablo de otros jefes de Estado, sino de un ciudadano presidente, catalizador, intuitivo y flexible, consciente de asegurar que esa suave interacción con la gente se haga realidad.

Hoy, gobernar requiere la mentalidad abierta, porque se trata de un proceso continuo e inevitable de trabajo, que dé respuesta a la demanda de una comunidad que ha perdido su confianza en muchos marcos políticos. Conviene dejar de pedir prestado a las futuras generaciones.

Pienso que el presidente Medina tiene una visión sociopolítica y económica  que lo compromete a realizar las transformaciones que ayudarán a fijar el rumbo que debe seguirse. Y  avanza para alcanzar los objetivos deseables, lo que implica atreverse a  actuar con coraje y valentía,  sin temor de superar la incertidumbre que genera el  acoso de una crisis global que desafía todo tipo de barreras.

Danilo merece nuestro apoyo.

Así, voluntad, confianza y destreza contribuirán a consolidar esta sociedad en que vivimos.

El Nacional

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