Opinión

Presencia económica

Presencia económica

¿Más Estado?
Ha llegado el momento de que el Estado redefina su papel dentro de la gestión económica y que el Gobierno pase a la acción constructiva.

 El Estado, esa expresión suprema de la organización de la sociedad, ha pasado a ser invocado como un instrumento político-jurídico insustituible para acudir al escenario turbulento de una economía mundial que se encuentra atravesando una profunda y compleja crisis que cada día se nos revela incierta en cuanto a su duración.

 Que no se trata de auspiciar el estatismo, sino de cuestionar con sentido pragmático y teórico ese culto fundamentalista a las fuerzas del mercado que suele ser la divisa doctrinaria de los que todavía  se bañan en las aguas sacrosantas del liberalismo y el individualismo crónico.

 En efecto, cuando a mediados del pasado año 2008 la economía estadounidense  daba señales inequívocas de desaceleración  y  de perturbaciones financieras, se pudo escuchar las voces de los sectores empresariales que pedían a grito la intervención del Estado en las regulaciones económicas. 

 ¿Se opuso el sector privado a la disposición del Gobierno de Estados Unidos, en cuanto administración del Estado, de adquirir muchas de las acciones preferenciales propiedad de entidades financieras al borde de la quiebra?

 Billones de dólares son aportados por el Sistema de Reserva Federal (FED) para inyectar recursos financieros a los bancos y empresas con deudas que resultan impagables (eso que ahora se denomina “activos tóxicos”, para emplear un concepto perfumado).

 La noticia de la declaratoria de quiebra de General Motors (GM), centenaria empresa automotriz norteamericana, ha servido para demostrar una vez más que sólo en tiempo de crisis económica muchos empresarios suelen acudir presurosos al Estado en busca de protección financiera. En esos casos el Estado es “necesario y oportuno”.

 Se ha montado un vasto plan de rescate financiero para facilitar liquidez (dinero) a los bancos en busca de reactivar el otorgamiento de créditos a los inversores y los agentes económicos con el propósito de estimular la demanda, el consumo de bienes y servicios.

 Durante varios meses las cartas de créditos, que son los principales instrumentos de financiación para el comercio internacional, no estaban disponibles para los importadores tanto de los países desarrollados como de los subdesarrollados. Esa situación ha comenzado a ceder. Se estimula ya la compra y venta de bienes y servicios.

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, en su reciente libro “El retorno de la economía de la depresión y la crisis actual” (2009), sostiene que la pérdida del crédito se debe a la pérdida de confianza y al descenso de capitales en las instituciones financieras.

 Lo que  procede en este momento estelar de la economía mundial es articular acciones tácticas y estratégicas alrededor de una integración del Estado con el mercado.

El Nacional

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