Los números griegos

Los nubarrones que oscurecen el panorama monetario-financiero de la Unión Europea parecen disiparse un poco con la concertación de un acuerdo de reformas económicas en Grecia, pero…

Grecia va a ser sometida a un programa que “entrará a la historia como uno de los más grandes desastres de manejo macroeconómico”, al decir del influyente economista griego Yanis Varoufakis.

Los fondos de rescate que Grecia ha recibido a la fecha suman unos 277 mil millones de dólares. Claro, el dinero recibido fue en euros, que es la moneda única europea.

Ahora bien, ¿a dónde fue a parar todo ese dinero recibido?

¿Se empleó en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos? ¿Se favoreció a la producción de bienes y servicios? ¿Se destinó a favorecer la capacitación de la fuerza laboral y mejorar la capacidad competitiva de la economía griega? Ni una cosa ni la otra.

El dinero recibido como rescate fue a parar, en su mayor parte, a los bolsillos de los acreedores y los especuladores bancarios. No circuló por el torrente financiero de la economía griega para motorizar el desempeño de las actividades productivas, comerciales y financieras.

En efecto, alrededor de 133 mil millones de dólares se destinaron al pago del servicio de la deuda (que comprende amortización del capital más el pago de los intereses); unos 52 mil millones de dólares fueron a parar a las cuentas de los bancos en apuros financieros para inyectar dinero (liquidez o como se dice en el lenguaje técnico, capitalizarlos) y poco más de 10 mil millones de dólares para pagar la deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros componentes de la esfera financiera.

Como se pudo apreciar, el dinero recibido como rescate se quedó en la esfera financiera. No se destinó a estimular el crecimiento económico y a la generación de empleos mediante la implementación de una política dirigida a favorecer la producción de las pequeñas y medianas empresas.

Téngase en cuenta que de los 277 mil millones de dólares que sumaron el fondo de rescate griego hasta el pasado año, unos 29 millones de dólares se destinaron al pago del funcionamiento del aparato del Estado bajo la forma de gastos corrientes. Las inversiones del Estado en infraestructura y los gastos sociales se redujeron a su mínima excepción. Los números no necesariamente son exactos, pero sí confiables.

El monto del nuevo rescate financiero que recibirá Grecia se calcula en unos 93 mil millones de dólares, los cuales serán destinados, en su mayor parte, a satisfacer el pago de su abultada deuda pública y nunca jamás a promover el crecimiento económico y el desarrollo social.