Opinión

Presencia economica

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Daniel Guerrero 

¿Sólo crecer?

Es cierto que no existe una relación directa entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, pues hace falta la aplicación de instrumentos efectivos de distribución de la riqueza material creada; pero cuando la sociedad reduce su capacidad de producir más bienes y servicios y las actividades productivas, comerciales y financieras decrecen entonces se hace más difícil el combate a la desigualdad social.

Así, durante el presente milenio la ruta del crecimiento económico dominicano solo ha sido obstruida aquel fatídico 2003, año en el cual la devastadora crisis financiera destruyó más de 2 puntos del producto Interno Bruto (PIB) al acumularse un crecimiento negativo, aumentándose los niveles de pobreza de 32 por ciento (2000) a casi el 50 por ciento (2004). La economía real colapsó y entre un 12 y un 15 % de la población dominicana pasó a ser pobre, muy pobre o indigente. ¡Estamos hablando de casi 2 millones de dominicanos y dominicanas!

Durante el período 2000-2004 (del presidente Hipólito Mejía/PRD) el PIB se situó en un 2,9 por ciento, muy por debajo del 7,8 por ciento alcanzado en el período constitucional 1996-2000 (presidido por Leonel Fernández/PLD), alcanzándose un índice de precios al consumidor (inflación) que se aproximaba al 50 por ciento, mientras que durante los últimos cuatro años del pasado siglo dominicano el alza en los precios de los artículos de primera se había situado en un 6,5 por ciento.

Tanto el Banco Mundial (BM), como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pasando por las estadísticas oficiales del Banco Central, revelan que la economía de la República Dominicana ha sido una de las más dinámicas de la región.

En efecto, la tasa de crecimiento del PIB durante el presente milenio –y más atrás- se coloca por encima del 5,4 por ciento, alcanzando durante el pasado 2016 el nivel de 6,4 por ciento, situándose en la cima del crecimiento latinoamericano y caribeño, en contraposición al promedio regional, el cual registró una contracción del 1,4 por ciento del PIB.

Pero si bien es cierto que el crecimiento económico debe ser una meta a lograr dentro de la estrategia de avances productivos, comerciales y financieros, resulta evidente que el mismo debería ir acompañado por una mejor distribución de la riqueza material creada por el conjunto de la sociedad con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la los ciudadanos, en especial de aquellos sectores que padecen los rigores de la pobreza y la exclusión social.

Los datos ofrecidos por el presidente Danilo Medina durante su comparecencia por ante el Congreso Nacional el pasado 16 de agosto pusieron en evidencia el aumento notorio del gasto social dentro de las partidas presupuestales al representar durante el pasado año 2016 el 47 por ciento del gasto total, como forma de enfrentar la pobreza, la desigualdad social y la exclusión de los sectores sociales más empobrecidos de la sociedad. Se trata de un camino efectivo para armonizar los logros del crecimiento económico con la búsqueda del desarrollo económico y social. Y en esa materia la República Dominicana avanza…

El Nacional

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