Bomba social
El elevadísimo número de jóvenes que según un estudio del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) no trabajan ni estudian -660 mil- representa una señal de alerta roja. La cantidad, que contrasta con las estadísticas oficiales sobre el desempleo, constituye, de ser así, una bomba de tiempo y un caldo de cultivo para la violencia y la delincuencia.
Al desglosar el estudio, el presidente del Conep, Manuel Díez Cabral, situó en un 32% el desempleo juvenil, acotando que de los pocos que están trabajando, el 80% lo hace en el sector informal.
Está en realidad por ver si la superación de ese drama pasa por la necesidad de una reforma laboral, que fomente la competitividad y el empleo digno y estable. Pero de todas formas constituye un inquietante signo de alarma que más de un 32% de la población juvenil no trabaje ni estudie. Además de que de los pocos que están empleados la inmensa mayoría sea en el sector informal. Es una realidad que merece que se le preste atención antes que sus consecuencias surtan sus devastadores efectos en toda la nación.