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El director de Impuestos Internos (DGII), Magín Díaz, no solo se ha destacado por su eficiencia en las recaudaciones, sino por la equidistancia de intereses políticos con que aborda la problemática nacional. Su reflexión en el sentido de que el empleo no crece en la medida que lo requiere la producción y de que el Estado no puede seguir creando “empleos ni botellas” para suplir las necesidades en esa materia, en modo alguno se pueden pasar por alto.
Con una claridad y sinceridad que contrasta con el discurso de un funcionario público, Díaz opinó que el sector privado debe ser el encargado de crear empleos y el Estado de propiciar y estimular al empresario, que definió como la correa de transmisión para hacerlo.
Las observaciones concuerdan con la reputación de buen técnico de que goza el funcionario. Pero también representan un luminoso rayo de luz en un escenario en ocasiones tan opaco.
