Tragedia
Tras el incendio en una cárcel de Valencia que costó la vida a 68 reclusos, el papa Francisco clamó por una “vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que oprime a Venezuela”.

La tragedia en la penitenciaría no es un accidente aislado, sino otro eslabón de las cada vez más crecientes dificultades que limitan las respuestas del Gobierno para atender las necesidades de la población.

Las condiciones de las cárceles son un infierno en una nación que como resultado de la lucha de poder ha visto descender sus condiciones de vida a niveles insospechados.

Si el Papa, que una vez medió sin éxito en la exploración de una salida negociada a la crisis de Venezuela, vuelve a intervenir en el conflicto es porque tragedias como la ocurrida en Valencia constituyen un llamado desesperado sobre el dolor y la desesperación en que viven sus habitantes.