El ministro administrativo de la Presidencia atribuye el rezago en el crecimiento del sector exportador a que República Dominicana no promovió a tiempo el cambio de su política de sustitución de importaciones por la de promoción de exportaciones, como lo hicieron naciones del sudeste asiático.
En una conferencia promovida por la Asociación Dominicana de Exportadores (Adoexpo), el licenciado José Ramón Peralta admite también que para avanzar hacia el desarrollo integral se requiere de una mayor participación en el crecimiento económico de las exportaciones de bienes y servicios.
La verdad es que a casi 50 años, desde la apertura del mercado nacional y la derogación de la ley 299 sobre incentivo industrial y sustitución de importaciones, el país no ha logrado articular una política de promoción de exportaciones ni mucho menos una diversificación de la oferta exportable.
China, Taiwán, Corea, Malasia y Tailandia registraron un drástico crecimiento en sus exportaciones porque sus gobiernos promovieron crecimiento de la producción y productividad del sector agropecuario que a su vez sirvió de base al crecimiento y consolidación de la agroindustria y la manufactura.
Esas naciones del sudeste asiático promovieron también educación, capacitación y entrenamiento de la mano de obra, transferencia tecnológica, así como una permanente y vigorosa ofensiva de promoción comercial, asociada con políticas de incentivos fiscales y de reducción de trabas burocráticas en favor del sector exportador.
Mientras otros países promovían diversificación de su oferta exportable, República Dominicana mantuvo por muchos años su canasta exportadora en azúcar, café, cacao, tabaco en rama, lo que se denominó como “economía del postre”.
A esos factores se atribuye que una de las economías más exitosas de la región en términos de crecimiento económico y estabilidad de precio -como afirma el ministro Peralta- no haya logrado exhibir un mayor dinamismo en las exportaciones.
El 2018, declarado como año de promoción de las exportaciones, no debería concluir sin una amplia concertación entre Gobierno y sector privado para impulsar el crecimiento y diversificación de uno de los sectores de la economía con mayor vocación para generar inversión, empleo, divisas y transferencia tecnológica.
