Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

 El procurador general de la República tiene excelente oportunidad de casarse con la gloria si dirige sus esfuerzos moralizantes contra la trata de personas a la explotación sexual de niñas y adolescentes cerca del Monumento a los Héroes de la Restauración en Santiago.

En su muy publicitado y polémico combate a la prostitución, el más antiguo oficio, el magistrado Francisco Domínguez Brito tiene un caso específico en la evidente, infame e irritante situación nocturna cotidiana en ese punto citadino.

En la calle Del Sol, parte alta, en esquinas y cerca de negocios de diversión, se ubican niñas y adolescentes que ofertan servicios sexuales a inescrupulosos adultos transeúntes en vehículos y recogen estas menores para tomarlas como objetos de placer, en violación legal.

La situación ha sido denunciada múltiples veces y la conoce “todo el mundo” comenzando por Policía, el propio Ministerio Público tanto su procuraduría fiscal como la especializada en la materia, la gobernación del Monumento y entidades que trabajan con menores callejeros.

El negocio existe, de seguro movido por adultos detrás del telón, porque hay clientes, personas depravadas que buscan usar como objetos sexuales a niñas y adolescentes arrastradas a corromperse por origen familiar disfuncional, paternidad irresponsable y autoridades en inercia intolerante.

El procurador general Domínguez Brito no debe ignorar esta situación, mucho menos porque frente a sus narices, en la calle Del Sol a una esquina del Monumento, en la puerta de la oficina senatorial de Santiago que ocupó en el período pasado, existe una “parada nocturna” de prostitución homosexual.

De seguro que la sociedad santiaguera admirará más a Domínguez Brito si el ímpetu de sus intenciones moralizantes desde la función que desempeña se vuelca a enfrentar este hecho de conocimiento público en lo que sería efectivo y real combate al tráfico de menores y explotación sexual.

El Nacional

La Voz de Todos