La frontera primero
El controversial y delicado asunto de relaciones domínico-haitianas y presencia masiva de inmigrantes del vecino estado, que se traduce en múltiples problemas, no tendrá solución ni salida razonable si las acciones gubernamentales siguen desenfocadas e incoherentes.
Si bien la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional desató vendaval de situaciones adversas al país, a lo interno obligó a reacciones del gobierno central para enderezar entuertos y vía ley 169-14 tratar de resolver “el drama humano” de descendientes de haitianos nacidos aquí.
Al cumplirse el plazo para que afectados por aquella sentencia se acogieran al régimen especial para personas inscritas irregularmente en registro civil y de naturalización, no se han llenado las expectativas y cifras ofrecen autoridades son inferiores a percepción general.
La considerada “invasión pacífica” de hijos Toussaint Louverture al territorio quisqueyano se tornará indetenible mientras persistan condiciones de vida adversas de aquel lado fronterizo y autoridades dominicanas descuiden, a propósito o no, el aspecto clave de esta inmigración.
Mientras la franja fronteriza domínico-haitiana sea tierra de nadie y escenario de negocios turbios en complicidad con autoridades, el problema migratorio seguirá latente y no habrá solución a creciente presencia de extranjeros del vecino estado en busca de mejorías. El asunto clave y prioritario debe ser el real control de frontera a partir del cierre como única forma de evitar diario trasiego de personas, bienes y servicios que impide sean medibles acciones gubernamentales orientadas a regular y humanizar la situación.
No se llegará a ninguna parte si la frontera sigue abierta, es necesario un cierre efectivo acompañado de controles internos para registrar, depurar y si fuese necesario expulsar, los extranjeros no solo haitianos que sean indignos de acogida como inmigrantes económicos. La cuestión se reduce a cierre frontera y ejercicio soberano de permitir o no extranjeros en territorial nacional. Parece simple, si hay voluntad política.