El silencio del Gobierno sobre la retención de fondos y la escasez de recursos que alega la Junta Central Electoral (JCE) para organizar las próximas elecciones no deja de ensombrecer el panorama, contribuyendo a alimentar las más variadas conjeturas. La ciudadanía tiene derecho a saber ¿qué es lo que pasa?, sobre todo después que el presidente del organismo, Roberto Rosario, ha advertido que el presupuesto que se le asignó para 2015, un año preelectoral, es insuficiente para garantizar la más amplia participación y el veredicto de los resultados en el más breve tiempo y sin el menor trauma. La estela que se ha tejido y que enmaraña todo el sistema amerita despejarse con respuestas claras y contundentes, siquiera en aras de la tranquilidad.
Tras otros conflictos protagonizados con entes públicos, como la Contraloría General de la República y la Dirección General de Compras y Contrataciones Públicas, la JCE se ha colocado en el papel de víctima de una conspiración oficial. Que el Gobierno dejara el presupuesto del año entrante en los mismos 3,150, 895 millones de pesos de 2014, en tanto se aumentaba las partidas a los tribunales Constitucional y Superior Administrativo, que carecen de funciones operativas, ha validado la tesis de que la entidad que preside Rosario no las tiene todas consigo. Sin embargo, el denso muro de silencio que ha caracterizado la actitud del Ejecutivo impide que se pueda tener una opinión más acabada o que se pueda ver el problema con más claridad y sin algún dejo de pasión.
El viejo camino del Palacio Nacional para tratar directamente con el Presidente de la República no es el más institucional y ya es tiempo de que se suprima. Pero antes de ser trillado en esta ocasión por el titular de la JCE, desde el Gobierno se anunciaba que no había más dinero para el organismo encargado de organizar los procesos electorales. Aunque según el senador Tommy Galán, quien presidió la comisión bicameral que estudió el proyecto de Presupuesto, el presidente Danilo Medina le garantizó todos los recursos económicos que se necesiten para montar los comicios.
Aun con todos los inconvenientes Rosario ha garantizado limpieza en las elecciones de 2016, pero con la advertencia de que sin los recursos necesarios la JCE no puede hacer un eficiente servicio. El voto de los dominicanos en el exterior y el escrutinio y la transmisión de los resultados son algunos de los sectores que según el titular del organismo podrían verse afectados si no le asignan más fondos. Habida cuenta de todos los conflictos que han girado en torno a la JCE el ambiente que se ha formado es lo suficientemente preocupante como para que se hable con claridad. Lo que parece a todas luces es que hay un mal de fondo, que las autoridades rehúsan abordar con responsabilidad, porque sería inconcebible algún tipo de hostilidad.
