Opinión

QUINTAESENCIA

QUINTAESENCIA

Haití y Euclides

 

La realidad social, económica y política de Haití es la de un conglomerado humano sin presente ni futuro. El profesor Juan Bosch, que siempre se solidarizó con los hermanos haitianos, era del criterio de que no constituían una nación.

Más aún, nosotros consideramos que la vida en el Haití de hoy es un desorden que gravita peligrosamente sobre la dominicanidad. Haití y la República Dominicana son las dos alas de un pájaro insular. Si no aletea bien de un lado o del otro, es imposible que esa ave pueda volar adecuadamente.

El hecho de que los hijos de Juan Pablo Duarte y los de Jean-Jacques Dessalines sobrevivan por razones históricas en esta pequeña isla, impone que la suerte de uno influya y hasta determine el destino del otro. Solo los muy incapaces de ver con claridad la realidad de nuestros pueblos pueden negar esa verdad.

Haití es un Estado fracasado. Peor, no tiene un verdadero Estado. Su organización institucional es una apariencia de orden público que en la práctica es un desorden oficial. Haití es lo que más se parece a un parapléjico que ha caído en un pozo profundo y oscuro.

El dirigente político y escritor Euclides Gutiérrez Félix es nuestro intelectual que mejor ha interpretado la caótica realidad haitiana. Desde hace décadas, Euclides viene advirtiendo sobre el peligro que representa para la estabilidad de nuestro país la desgracia haitiana. Y lo ha hecho sin autocensura, con responsabilidad y con gran valentía. Hasta acusa directamente al denominado tridente imperial, compuesto por Estados Unidos de América, Canadá y Francia de ser responsables de las barbaridades que padecen en la actualidad nuestros vecinos del Oeste. Y también afirmó que esas tres grandes potencias tienen un plan estratégico de crear aquí un Estado binacional, o sea, domínico-haitiano.

La Fuerza Nacional Progresista (FNP), liderada por el doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho), ha mantenido la lucha contra los efectos de la inmigración haitiana en nuestro país. El diputado Vinicio Castillo Semán, el ministro de energía Pelegrín Castillo, la periodista Consuelo Despradel y el intelectual Manuel Núñez representan otras voces de alerta sobre ese peligro.

Pero ahora el ex representante de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Haití, señor Ricardo Seitenfus, le da la razón a Euclides sobre la hipocresía con que se maneja en Haití el tridente imperial. La supuesta ayuda a los haitianos es una estafa internacional. Veamos: El “60 por ciento de la ayuda financiera anunciada y aprobada no llegó a Haití. Explicó que el 20 por ciento llegó y salió de inmediato. El otro 19 por ciento fue a instituciones internacionales, como la OPS, la Cruz Roja, entre otras. Por las instituciones de Haití sólo pasó 1% de las donaciones.” Le roban la sopa hasta a un malogrado.

Y quieren que nosotros carguemos con la tragedia haitiana. ¡Ay, cómo se burlan los imperios de los pueblos pobres e ignorantes del mundo!

El Nacional

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