Opinión

QUINTAESENCIA

QUINTAESENCIA

Rafael Ciprián

Ley y justicia social

 

La ley nunca representa directamente la justicia social. La ley solo expresa los intereses y privilegios de los sectores económicos, sociales, políticos y militares predominantes de la sociedad. Y su finalidad ha sido, es y será la de perpetuar esos intereses, la de garantizar que nada ni nadie los ponga en peligro, bajo ninguna circunstancia. Ignorar esa verdad, es vivir más perdido que el hijo de Limbert.

En este país son muchos los que confunden las apariencias con las esencias, los que toman el rábano por las hojas y los que ignoran, como dijo el inconmensurable José Martí, que el profesor Juan Bosch popularizó en nuestro medio, que hay cosas que se ven y otras que no se ven, y que las cosas que no se ven son más importantes que las que se ven.

Pero los que solamente se acostumbran a ver los efectos, sin descubrir las causas que los generan, nunca logran comprender los fenómenos sociales.
Poco importa que esas personas sean analfabetas y desempleadas o profesionales universitarios en ejercicio privado o encumbrados funcionarios.

El problema es que fueron embrutecidos con la falta de instrucción formal o que no aprendieron a pensar con lógica ni a ejercer el criterio, para someter a la crítica, al cuestionamiento permanente todas las informaciones académicas que recibieron.

El método memorístico, que fabrica idiotas con títulos de altas casa de estudios, fue su recurso para aparentar que aprendieron. Y así se convierten en repetidores inconscientes de medias verdades, que son mentiras completas.

Resulta aceptable que gente simple del pueblo, sin más formación que la proporcionada por sus afanes en la supervivencia diaria, se confunda al momento de pensar en el orden social existente, pero que lo hagan los que presumen de intelectuales, eso sí es grave. Y es gravísimo cuando estos señores pretenden incidir en los cambios institucionales.

Ciertamente, así es. Todo el que pretende ir lejos tiene que ver claro y a larga distancia. Y si queremos aportar en el mejoramiento de nuestra sociedad, hay que aprender que la superestructura ideológica reinante determina el pensar y el sentir de las mayorías, y de esa manera acondicionan su accionar. Y con la práctica del clientelismo y el patrimonialismo les alienan su condición de sujetos sociales.

Los convierten en objetos o cosas que son manejadas antojadizamente por los que controlan el poder político y económico. Así les impiden adquirir los principales tipos de conciencia que les son imprescindibles para liberarse, con organización, disciplina y acción inteligente, de la condición de no persona en que los mantienen, como la consciencia política, la social, la de clase, la nacional, la de sujeto y la de pertenecer a una comunidad.

Esos tipos de conciencia nos permiten saber que la ley no es justa, ni puede crear justicia social. La justicia social solo se logra con el triunfo en la lucha política al lado del pueblo.
Lo demás, es desahogo social.

El Nacional

La Voz de Todos