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El canciller Miguel Vargas Maldonado ha dedicado mucha atención a las relaciones con Haití. Ahora que las Naciones Unidas (ONU) ha decidido retirar sus fuerzas de la vecina República, esas gestiones cobran más relevancia. Las razones van desde el desafío que plantea para la seguridad el retiro de los 2,370 “cascos azules” y los 2,600 policías, hasta el efecto en el comercio. Tras 13 años la misión se reducirá a 292 agentes.

Desde antes la Cancillería promovía el acercamiento con Haití para impulsar la cooperación entre los dos países. Además de los lazos históricos, la vecina República es uno de los principales socios comerciales de este país.

Esa cooperación impulsada por el ministro de Relaciones Exteriores es más que necesaria hasta para bajar las tensiones que motivan los problemas migratorios y los conflictos en el intercambio comercial. Es de singular trascendencia, como ha planteado Vargas Maldonado tras un encuentro con el canciller haitiano, la firma de un acuerdo tripartito con Estados Unidos para triangular la creación de un programa a través de un comité binacional para la modernización de la frontera. Tras el retiro de las fuerzas de la ONU en Haití esos acuerdos son más necesarios.

El Nacional

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