Acabamos de entregar a la madre tierra a un gran ser humano, maestro de maestros del periodismo dominicano y un símbolo de la integridad y el valor, que supo defender el libre pensamiento de las ideas, con su brillantez como arma y el combate callado de su pluma. Don Rafael Molina Morillo, notable vegano, a quien tuvimos el privilegio de conocer y tratar por décadas, fue un gran maestro para nosotros, y confieso fue determinante en el gran amor y respeto que sentimos por el periodismo.
La última vez que compartimos hablamos con amplitud, y en uno de los comentarios tratamos el tema del Dr Balaguer, de quien fuimos cercano colaborador, y con la sapiencia y el tacto del maestro visionario, nos dijo que nosotros nos habíamos manejado muy bien junto al ex presidente, y que este personaje histórico, había que estudiarlo más profundamente.
Don Rafael nos enseño mucho e influyo cual paradigma en nuestra vida pública y privada, por su decencia, humildad e integridad que tanto emulamos. Solo Dios sabe el respeto y gran afecto mutuo que compartimos y más en las últimas décadas que estuvo ligado al equipo de un gran amigo común, nuestro respetado y querido Don Pepín Corripio.
Su impresionante hoja de servicio y dilatada vida lo convirtieron en historia contemporánea vigente de nuestro país donde supo asumir con valor los desafíos y riesgos de defender la libre expresión del pensamiento. Fue fundador del periódico El Nacional, La revista Ahora, presidio la Sociedad Interamericana de Prensa y la Comisión de Libertad de Prensa, fue fundador y primer presidente del Centro para la Libertad de Expresión en la República Dominicana, formador de generaciones de periodistas desde las universidades Autónoma de Santo Domingo y Católica Santo Domingo.
También tenía el programa televisivo Rueda de Prensa, su ampliamente seguida columna “Los buenos día” que se publicaba en el periódico HOY y luego en el Diario, bajo su dirección. Ganó el Premio Nacional de Periodismo hace 7 años, también fue director del periódico Listín Diario y el Última Hora, autor de varios libros entre ellos “La Prensa y la Ley en Santo Domingo”; “Gloria y Repudio”.
Fue nuestro embajador en Estados Unidos y Canadá y Jefe de la Misión Permanente Republica Dominicana ante la ONU, y secretario de la embajada dominicana en México, cónsul en Panamá, entre otros grandes roles dignamente representados. Nuestro respeto y más profundo pésame para la prestante familia de este gran dominicano y cibaeno, que llena de orgullo y prestigio a todos los que amamos esta tierra de Quisqueya, nuestro país de verdad.
