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Rectas duras y pegadas

Rectas duras y pegadas

Como de costumbre, en las últimas dos décadas, acudí al hotel Jaragua para ser testigo una vez más de la ceremonia de gala denominada Cena Olímpica que organiza el Comité Olímpico

Dominicano, para premiar a los mejores atletas del año pasado.

El presidente del COD, Luis Mejía Oviedo, como siempre, en sus afanes, libreto en manos celoso y presto a cuidar cada detalle de una producción realizada por la

experimentada Edilenia Tactuk.

Sin embargo, debo ser justo con mi conciencia y aplicar mi sentido crítico al momento de evaluar el acto de este año, que a pesar de lo atractivo y moderno del concepto escenográfico y las participaciones artísticas, no estuvo a la altura de ediciones anteriores.

La intención de producción, de ligar lo deportivo con los artistas, fue muy buena pero los resultados fueron otros. Con excepción de Jochy Santos, los presentadores usados durante la ceremonia, dígase Nashla Bogaert, Luz García, Lechuga, Lisbeth Santos y el reguetonero Mozar La Para, no pegaron una ni siquiera porque estaban leyendo el libreto que se mostraba en dos pantallas colocadas en frente del escenario.

Sus equivocaciones y  falta de fluidez y manejo del lenguaje deportivo para provocar emociones fueron muy evidentes; cambiaron apellidos a galardonados y directivos como ocurrió con Antonio Acosta presentado dos veces como Antonio García,

o la exhibición de pobre léxico del “cantante” quien al momento de presentar a un grupo de premiados fue capaz de decir que se sentía bien porque los atletas

“Trayeron” 33 medallas de los Panamericanos… por Dios, el relajo que sea en orden.

Luisín Mejía debe comprender de una vez

y por todas que ese escenario no es para discursos de barricada ni de rendición de cuentas, porque 30 minutos hablando resultan abusivos.

Otro detalle a destacar fue un hecho discriminatorio con los protagonistas de los reconocimientos, que solamente se le dio la oportunidad de agradecer a Aldo Russo, mientras Salvador Pérez Martínez, el Pera, y el doctor Roberto Reyes Corcino, Bebeto, se fueron sin pena ni gloria con sus respectivas placas.

Muchas personas al final marginaron la presencia del presidente de la empresa patrocinadora, que si no quiso hablar, como le corresponde, debió ser uno de los que entregara el trofeo… si ven la foto, se pierde su presencia.

Ah, y a Colin Acosta hay que decirle que ese no es escenario para mostrar dotes de orador ni venderse como el sustituto de Mejía, que sencillamente su función era señalar el ganador del máximo galardón.

El Nacional

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