La situación por la que atraviesa el complejo acuático del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte es lamentable y no permite más excusas y justificaciones.
La Federación Dominicana de Natación sigue clamando en el desierto con la impotencia de no tener a manos la solución para que los atletas de esta disciplina retornen a sus prácticas y se desarrollen los programas de competencias.
Debe darse una explicación sin querer señalar culpables para buscar el rescate definitivo de la instalación, pero no momentánea, sino que haya un grupo que se responsabilice de darle seguimiento de forma permanente al mantenimiento y buen uso.
Porque creo que el Estado no debe convertirse en barril sin fondo con relación a este tipo de casos, que no se convierta en un caso cíclico y que periódicamente haya que estar arreglando o exigiendo que se repare.
Es responsabilidad de todos los que tienen incidencia en este deporte de velar por el buen funcionamiento y mantenimiento de su mejor instalación en el país, herencia de los Juegos Panamericanos de 2003, porque toda la carga no se le debe dejar al Estado como ha sido costumbre.
El caso es que hay un problema, una situación que afecta la práctica de la natación y es lo que debe importar, para nada sirve comenzar a tirarse la pelota para establecer culpabilidad, lo cierto es que el problema está y sigue sin recibir la atención requerida ni siquiera una propuesta para abrir una vía a su solución.
Es lamentable que este tipo de problemas se salga de lo deportivo y vaya al congreso como ocurrió, que la Cámara de Diputados en la sesión del día 15 de febrero aceptó una petición del reformista Víctor -Ito- Bisonó para que la comisión de deportes de ese organismo investigue todo cuanto pasa en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte y una de las motivaciones es la piscina olímpica.
A manera de contraste, mientras las instalaciones señaladas están en precarias condiciones, las que forman parte del Parque del Este están recuperadas y bien utilizadas por los atletas, asociaciones y federaciones de las disciplinas que allí se practican.
En medio de todo esto hay una realidad y es que los famosos patronatos que se crean para el cuido de estas instalaciones no sirven para nada, son más burocracia con alta carga de inoperancia que no resuelven nada, por eso creo pertinente la rápida alianza del Comité Olímpico Dominicano, el Ministerio de Deportes, el Ministerio de Obras Públicas y las Federaciones Deportivas Nacionales para juntos aunar esfuerzos para devolverle el esplendor y la operatividad al complejo acuático y demás instalaciones.
