El mundo se ha globalizado, nada es igual a lo que era hace cinco años ni será en los próximos dos años a lo que es hoy. La evolución de la sociedad avanza más rápido de lo que nuestro cerebro puede asimilar. Los profesionales de todas las áreas estamos compelidos a permanecer en una desigual carrera con la tecnología, a fin de evitar que al término de cualquier día seamos obsoletos. Sin embargo, somos los periodistas los que nos exponemos a mayores riesgos, por ser la comunicación el sector donde se están produciendo los cambios más radicales.

De ahí que comiencen los cuestionamientos entre periodistas de todo el mundo sobre el futuro de la prensa escrita, frente a la creciente cantidad de medios en la Internet y a la cada vez mayor cobertura de las redes sociales. El principal reto de un periodista es actualizarse en tecnología y buscar el porqué de los hechos.

De modo que periodistas y medios estamos ante el desafío de reinventarnos cada día para no perder los espacio logrados en la sociedad. Informar por informar no será atractivo para el público. Cada ciudadano con un teléfono inteligente es un potencial periodista.
El reto que tenemos los periodistas por delante no es fácil, hay que actualizarse tecnológicamente y además volver a los escenarios de la investigación de profundidad.

Un hecho en sí deja de ser noticias en pocos minutos, ya que las redes sociales lo viraliza, por lo que los periodistas que corresponda cubrirlo como noticia tienen el reto de buscar el por qué del hecho.

El problema está planteado, la discusión se han trasladados de escenarios en escenarios, pero nadie ha planteado posibles soluciones, inclusive en varios foros de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), ha sido tema de debates sin conclusiones.

En los tiempos modernos no basta con decir lo que pasó sino las razones que provocaron el acontecimiento. El accidente que ocurre estará en todos los celulares en pocos minutos, pero la interrogan sobre lo que lo provocó será el interés del público.