El encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos ha reconocido el derecho de República Dominicana de controlar sus fronteras y decidir la pertinencia o no de la estadía legal en el país de cualquier extranjero, oportuna opinión que se supone compartida por el Departamento de Estado.

Robert Copley, a cargo de la legación diplomática estadounidense, admite que el Gobierno dominicano tiene el deber y la obligación de tratar “hasta donde sea posible”, de controlar sus fronteras”, lo que define como una prerrogativa cien por ciento doméstica, es decir que no admite intervención foránea.

Lo señalado por ese influyente diplomático reviste singular importancia para las autoridades y pueblo de una nación flagelada desde el exterior cada vez que sus autoridades intentan ejercer control migratorio, de repatriar o deportar a extranjeros que ingresan a su territorio en condición de indocumentados.

El Gobierno de Estados Unidos ha dado aquiescencia o ha guardado silencio ante las imputaciones de xenófobo, racista o de otras violaciones a los derechos humanos que emanan desde otros gobiernos, organismos multilaterales o litorales de poder de esa nación.

Es por eso que lo expresado por el embajador Copley podría interpretarse como un cambio de actitud del Departamento de Estado hacia República Dominicana en el tema de control migratorio, que ahora se asume como un derecho doméstico.

El diplomático ha señalado que el interés de su gobierno sobre el tema se limita a solicitar que los extranjeros que se encuentren en situación ilegal sean tratados con todo el debido proceso y respetados sus derechos, lo que también debe ser el compromiso del Gobierno dominicano.

Lo que República Dominicana reivindica ante la comunidad internacional es el ejercicio soberano de su inalienable prerrogativa a determinar a cuáles extranjeros otorga residencia legal y a cuales no, así como su derecho a impedir el ingreso de indocumentados por vía terrestre, marítima o aérea.

En ese sentido, se definen las declaraciones del encargado de negocios de la embajada estadounidense como oportunas y valiosas porque coinciden con el reclamo de la sociedad al Gobierno nacional de que aplique con arreglo a la ley, pero sin temor, un efectivo control migratorio.