Opinión

Rol opositor

Rol opositor

Por encima de cualquier otra valoración, la permanencia del PLD en la conducción del Estado se ha debido al fracaso absoluto que ha signado la labor de los partidos llamados a hacer oposición política. La ausencia real de vocación de poder ha constituido una constante en esas organizaciones partidarias, las cuales han preferido enfrascarse en luchas fratricidas o en la obsesión de su liderazgo por asumir candidaturas mayores aun a sabiendas de inexistentes posibilidades, en vez de propiciar el acceso a posiciones menores en ánimo de viabilizar una labor opositora efectiva.

Así ha resultado relativamente fácil gobernar, sin contar con el contrapeso que debe representar una voz alternativa señalando errores y ofreciendo distintas formas de hacer las cosas. Esa circunstancia ha derivado para el partido gobernante en una ventaja adicional, que consiste en el beneficio de ser votado por una franja poblacional bajo la equivocada tesis del mal menor, que en la mayoría de las ocasiones en lo que se traduce es en ausencia de una opción con capacidad de competir en óptimas condiciones.

La actual coyuntura política electoral, al parecer, no va a constituir la excepción porque no se visualiza una actitud adecuada de las fuerzas no peledeistas encaminada a hacer las cosas necesarias para enfrentar una maquinaria que, por razones conocidas, ha incrementado sus recursos competitivos, no siempre producto de armas legítimas dentro de reglas democráticas.

De contarse con una oposición inteligente y decidida a conquistar el poder, a poner de manifiesto las profundas debilidades de las gestiones gubernamentales del PLD, debería estar centrada en la concretización de los siguientes propósitos:

a) Asegurar una resistencia radical al proyecto de reforma constitucional para evitar que sus legisladores se presten para algo que permitiría al Presidente ser candidato, con todo lo que eso significa en un país como el nuestro.

b) Constituir un amplio frente opositor sobre la base de una oferta programática atractiva, que proyecte la certeza de que se trata de un intento por llevar a cabo un cambio auténtico en una nación saturada de moverse sobre los mismos parámetros.

c) Seleccionar un candidato presidencial novedoso que represente una ruptura con el pasado, con la potencialidad de crear ilusión, generar esperanza en tanta gente dispuesta a sumar voluntades y que no se siente motivada ante la reiteración de ofertas que han tenido su oportunidad y son responsables de los desastrosos resultados obtenidos. Pedir tanto es expresión de ingenuidad.

El Nacional

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