Editorial

Santo y limosna

Santo y limosna

Gobierno, partidos, empresariado y sociedad civil confrontan dificultades en tiempos de estabilidad institucional para concertar grandes acuerdos sobre la agenda nacional de desarrollo, quizás porque se acostumbraron a negociar en medio de ásperas crisis electorales, políticas o económicas.

La sociedad dominicana no ha podido unificar criterios en torno a cómo afrontar problemas dilatados y acuciantes como las crisis del sector eléctrico, en los servicios de salud, transporte, el déficit de viviendas y degeneración de empleos y deterioro de la seguridad pública.

Se admite que se han producido algunos destellos en el anhelado ejercicio dialogante, como el que produjo el acuerdo sobre la educación, pero no ha sido fácil intentar concertar en torno a una salida a la crisis del sector eléctrico.

Ahora se plantea otro enfrentamiento entre gobierno, clase política y poderes fácticos sobre la composición de las altas cortes y de la Junta Central Electoral, así como el contenido de sendos proyectos de leyes de partidos y de reforma electoral.

El problema básico radica en la mutua desconfianza que se dispensan los liderazgos políticos y empresariales, lo que se refleja también en otros actores sociales, todos los cuales temen que sus contrapartes se alcen con el santo y la limosna.

Políticos, empresarios y activistas cívicos pregonan al por mayor institucionalidad y transparencia, pero la mayoría se sienten atraídos por luces multicolores de los privilegios o de las negociaciones que se concretan en cuarterías.

Están dadas las condiciones para que Estado, gobierno, partidos, sector privado y sociedad civil ofrezcan contundente muestra de madurez y se aboquen a una histórica concertación en torno a la agenda social, política y económica, mediante un diálogo basado en transparencia, legalidad, y que sus resultados estén dirigidos al bien común, sobre todo.

Se sugiere que se clausuren las negociaciones de aposento y se concierte de cara al sol, sin que ningún sector pretenda bajo algún subterfugio alzarse con el santo y la limosna.

El Nacional

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