El Nacional
SANTIAGO.-Con la integración de otras dos personas suman ya siete los encadenados a la verja perimetral del parque Duarte, quienes exigen del gobierno la entrega de viviendas y alegan que perdieron las que tenían en la crecida del río Yaque del Norte durante la tormenta Olga y en derrumbes del barrio San José de La Mina.
Anoche y esta madrugada dos mujeres se unieron a la protesta al encadenarse para apoyar el reclamo de los cinco que iniciaron la jornada hace hoy cuatro días.
Margarita María Céspedes Almonte residía en Rincón de Oro, del sector Rafey cuando las aguas del Yaque, por el desagüe de la presa de Taveras, destruyeron su vivienda.
Céspedes Almonte afirma que es madre soltera de cinco hijos y no tiene nada, por lo que está rodando en la calle. Ella se encadenó a las seis de la tarde de ayer.
Mientras Belquis Martínez Acevedo, madre de tres niños y casada, residente en Rafey también perdió su vivienda y desde entonces no sabe a donde ir a parar con su familia.
Martínez Acevedo se integró a la jornada pacifista a las seis de la mañana de este viernes.
Con ella aumentó el número de personas que desde el martes permanecen con cadenas y candados en el cuello, torso y brazos.
La situación es que no le quieren atender porque el gobernador piensa que somos animales y no nos quieren responder, afirmó hoy Juan Pablo Jiménez Moreno, uno de los primeros en encadenarse, quien dijo que lo único que esperan es su vivienda o solares para hacer sus casas
Los encadenados pidieron esta mañana la intervención del arzobispo Ramón Benito de la Rosa y Carpio de quien se quejaron porque a pesar de estar a pocos metros de la Catedral Santiago Apóstol, no han ido a enterarse de su situación.
Nosotros no somos delincuentes, pero no fuimos responsables de que nos dañaran nuestras viviendas con el río o que le entregaran los apartamentos a gente que no era damnificada, dijo Jiménez Moreno.