Opinión

Semana Mayor

Semana Mayor

Nos encontramos en medio de la celebración de la Semana Mayor que para nosotros los cristianos es la más intensa del Año Litúrgico en donde reflexionamos sobre la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Esta semana que inició el pasado Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Pascua, que hoy Jueves Santo quedó instaurada la Eucaristía por Jesucristo en la Última Cena junto a sus discípulos y donde también Jesús a pesar de ser el enviado e hijo de Dios lavó los pies de sus apóstoles dejándonos con su acción ejemplo y una enseñanza imperecedera de humildad y servicio.

Con su crucifixión y muerte un día como mañana Viernes Santo y su Resurrección al tercer día el Domingo de Pascua, Jesús vence la muerte y nos demuestra su naturaleza divina y confirma que su mensaje, su Buena Nueva, es una realidad que vive entre nosotros y que nos acompaña día a día como guardián y guía llenando nuestros corazones de fe y esperanza.

De nada sirve la luz si no podemos iluminar el camino

Aprovechemos estos días para reflexionar, para compartir con nuestros seres queridos, para ejercitar esa llama de amor , esa chispa divina que nos hace también hijos de Dios y que habita en cada uno de nosotros.
Fijemos como meta en esta Semana Mayor el superar nuestras faltas y debilidades ante Dios, que todos sabemos cuáles son gracias a esa voz de divina que habita en nosotros que llamamos conciencia.

Demos el paso de cruzar de la resignación a la acción; De la indiferencia a la solidaridad; De la queja a la búsqueda de soluciones; De la desconfianza al abrazo sincero; Del miedo al coraje de volver a apostar todo por amor; De recoger sin verguenza los trozos de sueños rotos y volver a empezar; De la autosuficiencia al compartir el fracaso y los éxitos. De hacer las paces con nuestro pasado para que no arruine nuestro presente, Y de saber que de nada sirve ser luz, si no podemos iluminar el camino de alguien.
Son días para reflexionar sobre el amor y la solidaridad

Es momento de celebrar y renovar nuestra fe, de llenarnos de optimismo y compasión, de dar lo mejor de nosotros mismos sabiendo que no estamos solos en el camino porque mientras tengamos la Resurrección de Dios en nuestro corazón no habrá fuerza humana que se interponga en nuestra paz y felicidad.

El Nacional

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