Deportes

Siempre con la verdad

Siempre con la verdad

Pacto y Ley de Deportes

Increíblemente, el nuevo ministro de Deportes, Danilo Díaz ha logrado enamorar a toda la familia del deporte nacional. Lo ha hecho sobre dos bases: una subjetiva y otra objetiva.

Subjetiva en el sentido de que pisa un terreno fértil, con una población que quería un cambio urgente en materia de deportes, pues la opinión pública fue persuadida para que aceptara válidamente que Jaime David Fernández Mirabal representaba un retroceso, cuando en realidad fue un gran gerente que supo “imponer” el sentido del orden en dicha institución.
Desde su llegada, el nuevo ministro fue el primero en reconocer los logros de Fernández Mirabal.

No sé si Luisin Mejía lo hizo por instinto o ha tenido acceso a los trabajos de Walter Lippmann y Harold Lasswell, quienes hicieron fama en lo que se llamó la propaganda técnica en la guerra, pero lo cierto es, que le ganó al ex ministro de deportes la guerra pública, usando como víctima muchas veces a la misma verdad. ¿Y cuál es esa verdad?, pues el estado de deterioro que presentan algunas federaciones deportivas.

La parte objetiva envuelve la misma presencia de Danilo Díaz, quien encarna una verdadera esperanza, por ser un hijo auténtico del movimiento deportivo nacional y por conocer en esencia las fortalezas y las debilidades del deporte local.
El nuevo ministro ha ofrecido menos de lo que ofertó el padre del Estado ruso Vladimir Uliánov, el gran Lenin, quien sólo se comprometió a dar Paz, Tierra y Pan. Danilo Díaz ha ofrecido un gran pacto nacional en el sentido amplio. El que nos haya enamorado con esa simple propuesta, implica que ya debe poner en ejecución el alcance del pacto, pues la población está atenta. Siendo el pacto una figura jurídica, hay elementos que deben ser conocidos. Por ejemplo: ¿En cuántas etapas se llevará a cabo? ¿ Envuelve solamente aspectos organizativos? ¿El pacto incluirá el aspecto ético? ¿Quienes estarán encargados de que se cumpla y no se convierta en papeles mojados, como decía Adolf Hitler.? ¿Habrá un régimen de consecuencias que garantice el cumplimiento?
Otras preguntas deben aflorar ahora: ¿Cómo es posible salir airosos del pacto, con la Ley General de Deportes 356-05 del 30 de agosto en un estado de indefinición? ¿Cuál es el compromiso de los clubes, las federaciones, el empresariado, el Comité Olimpico? ¿Demandará el Ministerio un aumento en su presupuesto para poner en vigencia este gran pacto nacional? ¿Cuáles políticas públicas impulsará el pacto? ¿Qué pasará en materia de transparencia? ¿Cuáles serán las prioridades?.

¿Habrá una política de borrón y cuenta nueva con las federaciones que tienen problemas con liquidar los recursos que reciben del Estado?.

Podría hacer cientos de preguntas. Ahora, en una cosa coincidimos todos: nadie había logrado llegar a esa posición con tan alto grado de aceptación como Danilo Díaz. Su reto es tan grande como las esperanzas forjadas en torno a él. Lo tiene todo para completar la gran obra que inició Jaime David.

Todos aspiramos a que haya una revolución en materia de deporte, pero la misma debe iniciar desde nuestras casas. Es una magnífica ocasión para darnos esa oportunidad. Pienso que el gran pacto y la Ley General del Deporte deben ir de la mano. Esa olvidada Ley será garantía del orden, pues como se decía en España  en tiempo de Don Emilio Castelar: “Es preferible que nos falte el aire, pero jamás el orden”.

El Nacional

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