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Siempre con la verdad

Siempre con la verdad

Ramón Rodríguez

¿Qué tiempo le queda a la LNB?
Al autor de estas líneas le gustaría, por razones entendibles, que la Liga Nacional de Baloncesto se establezca y que adquiera el prestigio que tiene la Liga de Puerto Rico o Baloncesto Superior Nacional, como realmente se le conoce desde que fue fundada en el 1930.

Pero lo cierto es, que aunque la Liga se ufana en mover más de 100 millones de pesos y Rafael Uribe insiste en cogernos de tontos, repitiendo como un papagayo de que vivimos en la Nueva Era del basket, es innegable de que no percibimos el despertar definitivo de este evento. Se aprecia una falta de institucionalidad, o más bien,
diría de transparenciay ausencia de autoridad en casos delicados.
Todos recordamos aquel empresario venezolano que compró el equipo de los Titanes del Distrito y nos vendió sueños que sobrepasaban la imaginación del poeta español del Siglo de Oro Pedro Calderón de la Barca. Sin embargo, lo del señor Julio Ducharme, el empresario “con más de 50 años en la industria de la construcción” fue un debut y despedida.

Se marchó en la oscuridad y las autoridades de la Liga no fueron capaces de informar qué había sucedido. Ahora, el empresario Roberto Modesto ha comprado todas las acciones de Los Titanes, y todo parece indicar de que no dará pié con bola, pues es un rumor público la existencia de disgusto entre los atletas y el personal, quienes han colado la información de que se les está pagando muy tarde. Otra información no confirmada, pero que rueda, es que Roberto Modesto ha rebajado sueldos a miembros del personal, después de haberse comprometido.

Y yo me pregunto: ¿Cuál es el rol que juega la Fedombal, tan eficaz para cobrar hasta la “’picá de ojo” a las Asociaciones? Si es el ente regulador tiene que cumplir con su papel. ¿Cuál es el protocolo que obliga a un nuevo socio a cumplir cabalmente sus obligaciones, para que no dañe la imagen de sus socios? Hay algo que no me cuadra con la liga.

Hay dueños de equipos que realmente están haciendo un trabajo loable para catapultar nuestra Liga Nacional de Baloncesto que preside Antonio Mir, pero hay que establecer reglas claras. Roberto Modesto es un empresario dominicano cuya reputación nunca ha estado en juego y sabemos que cometerá algunos errores por su inexperiencia, pero si la Federación, la Liga y sus socios no establecen controles, pronto se le colará un socio extraño y entonces será tarde para ablandar habichuelas.

Y un escándalo así, se llevará de paro a Rafael Uribe y de hecho, sus sueños de querer ser presidente del Comité Olímpico Dominicano.

Don Juan Bosch decía, sin ánimo de ofender, pues hacía uso de una metáfora, que “cuando el perro ladra, es al amo a quien hay que castigar”. Son los socios de la liga, su presidente y la Federación Dominicana de Baloncesto quienes tienen que establecer reglas claras para determinar quienes pueden ser socios. Evitemos el corre-corre. La advertencia está hecha.

El Nacional

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